(ZENIT – 7 enero 2020).- Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), presidió el sábado, 4 de enero de 2020, la Ordenación Episcopal del nuevo obispo de la Prelatura de Chuquibambilla, Mons. Edinson Farfán, hasta ese momento administrador apostólico de dicha jurisdicción eclesiástica.
Así lo comunicó la Oficina de Prensa del episcopado peruano a través de una nota de prensa.
Acompañar al nuevo prelado
Al inicio de la ceremonia, celebrada en la iglesia Santa Rita de Casia del Cusco, Mons. Cabrejos agradeció al Santo Padre por haber nombrado un nuevo obispo para el Perú. “De todo corazón agradecemos hoy al Papa Francisco, quien nos concede un obispo prelado para Chuquibambilla, en la persona de Mons. Edinson Farfán Córdova, un sacerdote muy querido. Gracias Mons. Edinson por haber dicho sí a Dios ahora en tu episcopado”, indicó el presidente del CELAM.
Y añadió: “Querido pueblo católico: ustedes acompañan hoy al padre obispo prelado electo en su Ordenación episcopal; acompáñenlo siempre con sus oraciones y con su amor”.
Amar a las ovejas
En su homilía, Mons. Cabrejos sostuvo que entre las características que debe tener todo obispo, resalta “el amar”. “Cuando Jesús le pregunta a Pedro si lo amaba y Pedro le responde que sí, la respuesta de Jesús fue: apacienta mis ovejas. La única forma del obispo de demostrar su gran amor a Dios y su fidelidad a la misión episcopal es amando inmensamente a sus ovejas. No hay otra forma. Sin ovejas, sin pueblo, sin rebaño no hay Iglesia, no hay obispo ni episcopado”, apuntó.
El presidente del Episcopado Peruano recordó también las palabras de san Agustín: “Con el amor al prójimo, el pobre es rico; sin el amor al prójimo, el rico es pobre” y “lo que has amado quedará, el resto solo serán cenizas”.
En la Ordenación Episcopal participaron también el nuncio apostólico en el Perú, Mons. Nicola Girasoli, numerosos miembros del episcopado peruano, el prior General de la Orden de San Agustín, padre Alejandro Moral, y miembros de la congregación, además de religiosos y religiosas, sacerdotes y fieles de Chuquibambilla y del Cusco.