(zenit – 3 feb. 2020).- A través del cardenal Turkson, el Santo Padre expresó el 30 de enero su cercanía a los participantes del Encuentro Episcopal «Caridad en la Frontera» que se celebró del 30 al 31 de enero en Cúcuta, Colombia, en la frontera con Venezuela, promovido por el Dicasterio para el Servicio Integral de Desarrollo Humano.
El Papa Francisco siguió con atención la situación en la zona y reza “por las víctimas y todos los venezolanos”, consciente de que la Iglesia local “se ha movilizado totalmente, no a favor de uno u otro bando, sino para ponerse del lado de los que sufren”, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El evento, organizado por dicho Dicasterio y por la Sección de Migrantes y Refugiados, en colaboración con la diócesis de Cúcuta, se celebró con el objetivo de “expresar la preocupación del Papa por las situaciones migratorias fronterizas y poner en sinergia las actividades caritativas a favor de las personas más débiles y vulnerables en esta región”.
A la reunión asistieron los nuncios apostólicos de Colombia y Venezuela, los representantes de las Conferencias Episcopales de Colombia y Venezuela, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), los obispos de las diócesis fronterizas entre Venezuela y Colombia, los representantes de Cáritas Colombia, Cáritas Venezuela, Caritas Internationalis y la Comisión Católica Internacional de Migraciones.
Las sesiones de trabajo del primer día se centraron en analizar los desafíos pastorales planteados por los enormes flujos de movilidad humana entre los dos países, particularmente visibles en las zonas fronterizas. Los obispos que asistieron, compartieron los resultados de las respuestas caritativas que se han activado en sus diócesis, que es una manifestación concreta del amor maternal de la Iglesia por todos sus hijos.
En el segundo día, los participantes identificaron una serie de posibles colaboraciones interdiocesanas transnacionales que podrían fomentar una mayor efectividad de los esfuerzos realizados hasta el momento.
La reunión terminó con un compromiso renovado por parte de todos para ayudar espiritual y materialmente a los migrantes y las comunidades locales que experimentan las mismas vulnerabilidades.