(zenit – 12 febrero 2020). – “El que cree en Dios no se deja sofocar por su llanto, sea cual sea la razón. Lo supera con el poder del Espíritu Santo y lo transforma en una nueva vida, para sí mismo y para los demás”, dijo el Santo Padre.
Hoy, 12 de febrero de 2020, durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco se dirigió a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los que proceden de Tierra Santa, Jordania y Oriente Medio.
En su catequesis el Pontífice reflexionó en torno a la segunda bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran porque serán consolados”. En ella, Francisco pidió al Señor que nos conceda la gracia de “amar en abundancia, amar con la sonrisa, con la cercanía, con el servicio y también con el llanto”.