(zenit – 11 marzo 2020).- “Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos sometidos a pruebas y líbranos de todo peligro, oh gloriosa y bendita Virgen”, expresó el Santo Padre a la Virgen ante la emergencia del coronavirus.
Con motivo de la Santa Misa celebrada en ausencia de los fieles y promovida por el cardenal vicario Angelo De Donatis en el santuario de Nuestra Señora del Divino Amor para la Jornada de Oración y Ayuno, el Papa Francisco envió ayer, 11 de marzo de 2020, un mensaje en video en el que dirige su oración a la Virgen.
María, “signo de salvación y esperanza”
En 1944, Pío XII y los romanos, al pie de la Virgen del Divino Amor, imploraron la salvación de Roma durante la retirada de las tropas nazis. 75 años después, esta otra emergencia llevó Francisco a dirigirse a la Madre Dios compartiendo los sentimientos del vicario de Roma.
De este modo, el Papa, rezó: “Oh María, siempre brillas en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. Confiamos en ti, Salud de los enfermos, que en la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación del pueblo romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que lo concederás. Para que, como en Caná de Galilea, vuelvan la alegría y la fiesta después de esta prueba”.
Colecta extraordinaria
El mensaje en video del Pontífice fue transmitido en vivo desde la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano antes de la celebración de la citada Eucaristía, celebrada a las 19 horas.
A partir de ahora, la Misa se celebrará todos los días por esta intención a la misma hora. Según informa el Vicaritato de Roma, las diócesis ha organizado una colecta extraordinaria para apoyar al personal sanitario que cuida de los enfermos.
A continuación, sigue el texto completo de la oración del Papa Francisco y el videomensaje.
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Mensaje en video del Santo Padre
Oh María,
Siempre brillas en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
Confiamos en ti, Salud de los enfermos,
que en la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
Para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.
Ayúdanos, Madre del Amor Divino,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá
Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios.
No desprecies las súplicas de los que estamos sometidos a pruebas
y líbranos de todo peligro, oh gloriosa y bendita Virgen.