Ciclo A
Textos: Éxodo 12, 1-8.11-14; 1 Corintios 11, 23-26; Juan 13, 1-15.
Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.
Idea principal: Día del Amor hecho entregas y regalos.
Resumen del mensaje: en la primera Pascua cristiana, Dios Padre por amor nos entrega generosamente a su Hijo-Cordero inmaculado e inmolado para nuestra salvación (primera lectura). Y Jesús por amor nos entrega el sacerdocio, la Eucaristía y el mandamiento del amor (evangelio y segunda lectura). Sólo necesitamos manos y corazón para recibir estos regalos maravillosos y agradecerlos con amor.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, en esta Santa Misa Vespertina de la Cena del Señor la Iglesia conmemora aquellos momentos en que Cristo nos dio las máximas pruebas de su amor, ofreciendo su vida por nosotros. Con esta celebración comienza el solemne Triduo Pascual, donde el misterio infinito del Amor de Dios por la humanidad caída se despliega ante nuestros ojos y nos invita a la gratitud, la adoración, la reparación y la imitación. Este amor se hace entrega y regalo: el regalo del sacerdocio ministerial, el regalo de la Eucaristía y el regalo del mandamiento nuevo del amor. ¿Quién ha dicho que este año 2020, año de la pandemia, Cristo no nos iba a ofrecer de nuevo estos regalos? ¡Ahí están! Desde nuestra casa valoremos y agradezcamos estos hermosos dones. Sacerdotes que ahora añoramos más que nunca y que siguen celebrando la santa misa, ofrecida por todo el mundo, especialmente por los que están sufriendo este terrible virus. Médicos y enfermeros que encarnan el mandamiento del amor en su propio cuerpo desde los hospitales. Y familias en sus casas que inventan nuevas estrategias para hacer vida ese mandamiento del amor con sus hijos y seres queridos.
En segundo lugar, ¿qué simbolizan esos tres regalos? En el lavatorio es el amor que se humilla para levantarnos a todos. En la Eucaristía es el amor que se inmola, o sea, se parte, se comparte y se reparte para que comiéndolo tengamos la vida eterna; sacramento que perpetúa el sacrificio de Cristo en la cruz. En el sacerdocio es el amor que se hace visible y se prolonga en hombres de carne y hueso a quienes Jesús hace “otros Cristos” que lo representan, lo visibilizan y se configuran con Él, que es Cabeza y Pastor. En estos momentos del coronavirus estamos de manera mística y vivencial lo que estos regalos encarnan: somos eucaristías vivas para nuestros hermanos, a quienes atendemos con gran caridad y atención, ejerciendo también, como laicos, el sacerdocio común que recibimos el día del bautismo, pues le ofrecemos a Dios nuestros sufrimientos.
Finalmente, ante el regalo del lavatorio y el mandamiento del amor, sólo cabe dejarnos lavar nuestros pies y conciencia y abajarnos para lavar los pies de nuestros hermanos con la caridad. Nunca mejor que ahora. Ante el regalo de la Eucaristía, sólo cabe el agradecer, recibirla con corazón limpio y el hacernos eucaristías vivas para nuestros hermanos, para que nuestra vida sea una Eucaristía permanente, es decir, una inmolación constante por los demás, una presencia consoladora para los demás y un factor de unidad con los demás. Ante el regalo del Sacerdocio, nos toca rezar todos los días para que Dios nos mande santos sacerdotes a su Iglesia.
Para reflexionar: ¿cómo estoy tratando el mandamiento del amor: con delicadeza o lo pisoteo con mi egoísmo y soberbia? ¿Cómo vivo la Eucaristía: con fervor, limpieza interior y adoración? ¿Pido a Dios se apiade de nosotros enviando santas y abundantes vocaciones al sacerdocio?
Para rezar: Señor, gracias por tu Eucaristía, por el don de Ti mismo; que también yo me haga eucaristía para mis hermanos. Gracias, también, por el don del sacerdocio; santifica a tus sacerdotes. Y finalmente, gracias por tu mandamiento del amor; sólo así podré amar a mis hermanos como Tú los amas. Amén.
Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org