(zenit – 10 abril 2020).- Este Viernes Santo, 10 de abril de 2020, a las 21 horas, por primera vez el Papa Francisco ha presidido la oración del Via Crucis desde la plaza de San Pedro, sobre el antiguo cementerio de la Basílica de San Pedro, el lugar desde el que celebra la audiencia general normalmente.
El camino de la Cruz corrió a cargo de dos grupos de cinco personas cada uno: el de la Casa de Reclusión Due Palazzi en Padua y el de la Dirección de Salud e Higiene del Vaticano.
El recorrido comenzó cerca del obelisco, girando a su alrededor durante ocho estaciones y luego procedió hacia el «abanico» durante cuatro estaciones. Bajo el «abanico» se colocó el Crucifijo de San Marcelo, de cara al Santo Padre. Aquí se colocó la duodécima estación. La decimotercera estación estaba en el centro del «abanico», mientras la última estaba sobre la plataforma. Todo el itinerario estaba marcado por antorchas en el suelo.
Las meditaciones este año han sido escritas por la capellanía de la Casa de Reclusión Due Palazzi de Padua, acogiendo la invitación del Pontífice, catorce personas han meditado sobre la Pasión de Jesús, haciéndola actual en sus vidas.
Entre ellos figuran cinco personas detenidas, una familia víctima de un crimen de asesinato, la hija de un hombre condenado a cadena perpetua, un educador carcelario, un juez de libertad condicional, la madre de un detenido, un catequista, un fraile voluntario, un oficial de la policía carcelaria y un sacerdote acusado y finalmente absuelto por la justicia después de ocho años de juicio ordinario.
Los textos, recogidos por el capellán don Marco Pozza y la periodista y voluntaria Tatiana Mario, están disponibles gratuitamente en el sitio web de la Librería Editoral Vaticana.
Atención del Papa por los presos
La atención del Papa Francisco al mundo de las prisiones es evidente desde los primeros momentos de su pontificado: El 28 de marzo de 2013 inauguró el Triduo Pascual en el Instituto Penal de Menores del Casal del Marmo de Roma, donde celebró la Santa Misa «en la Cena del Señor» y lavó los pies a 12 jóvenes huéspedes del Instituto, de diferentes nacionalidades y confesiones religiosas.
Igualmente, el 6 de noviembre de 2016 celebró el Jubileo de los presos con ocasión del Año Santo Extraordinario de la Misericordia, durante el cual se estableció también que la puerta de la celda se convirtiera en una “Puerta Santa”, hasta las oraciones y llamamientos dedicados al mundo de las prisiones con ocasión de las misas celebradas en la capilla de la Casa Santa Marta.
El Jubileo de los Prisioneros inaugura también la proximidad entre el Papa Francisco y la Casa de Reclusión Due Palazzi de Padua, cuando algunos reclusos llegados a Roma para la ocasión fueron recibidos por sorpresa por el Santo Padre en la Casa Santa Marta.
Capellanía de la Casa de Reclusión Due Palazzi
La capellanía de la prisión Due Palazzi de Padua forma parte de una comunidad penitenciaria compuesta por más de 600 reclusos, 300 policías penitenciarios y un centenar de personal de gestión. Además, cientos de voluntarios pasan diariamente por las puertas de la cárcel de Padua, apostando por la reeducación y la reinserción social de los que cumplen sus condenas, gracias a la educación, el trabajo, el arte, la cultura y la espiritualidad.
En el otoño de 2011, el entonces obispo Antonio Mattiazzo confió a Don Marco Pozza, al diácono permanente Marco Antonio Longo y a la catequista Chiara Rampazzo la tarea de iniciar un ministerio carcelario dentro del Instituto. Desde ese día, junto con unos ochenta voluntarios entre diáconos, religiosos, catequistas, animadores litúrgicos, la parroquia acompaña a más de 250 personas en su camino de fe, ayudándoles también a mantener las relaciones con sus familias. La estrecha colaboración con la dirección de prisiones, la Policía Penitenciaria, la magistratura de vigilancia del Véneto y todas las demás realidades voluntarias de la prisión es fundamental.
Tejiendo una red de vínculos
Durante la semana, don Marco Pozza mantiene entrevistas individuales con los presos, así como reuniones en escuelas y teatros para tratar de tejer una red de vínculos entre la prisión y el territorio. Este trabajo se comparte y enriquece con reuniones de catequesis y diálogo interpersonal dirigidas por los voluntarios de la parroquia; adoración eucarística mensual; momentos de espiritualidad y las diversas celebraciones litúrgicas que marcan el año pastoral. Hay cuatro misas que se celebran entre el sábado y el domingo en las diferentes secciones de la prisión y dentro de las dos capillas.
Actualmente la parroquia está siguiendo a tres internos que han elegido embarcarse en el camino de la fe hacia el Bautismo. En los últimos nueve años, más de veinte reclusos han completado su iniciación cristiana, seguida del Servicio Diocesano de Catecumenado.
La parroquia también organiza reuniones para los novios, dirigidas a los presos y a los policías de la prisión en preparación para el matrimonio.
Don Marco Pozza
Durante el año pastoral, con el fin de acercar a las personas al mundo carcelario desde el exterior y ayudar a crear oportunidades para el conocimiento mutuo, se proponen “Domingos de los presos”, abiertos a las parroquias, grupos e individuos. Estos eventos están marcados por los testimonios de vida y fe de algunos prisioneros, seguidos por la celebración de la Eucaristía y el almuerzo juntos, preparado por los internos de la cooperativa Work Crossing, donde nació el conocido Panettone Giotto.
Don Marco Pozza, teólogo y periodista, nació en Calvene, provincia de Vicenza, el 21 de diciembre de 1979. Desde octubre de 2011 es capellán de la Casa de Reclusión Due Palazzi en Padua. En 2013 recibió su doctorado en Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana, bajo la guía del jesuita irlandés Michael Paul Gallagher.