(zenit – 16 abril 2020).- “Hoy queremos acercarnos con respeto y amor cristiano, con el silencio solidario que sabe acompañar, a todos aquellos que están contagiados por el virus que tanto pesar está causando en nuestro pueblo y en toda la humanidad”.
Estas palabras se incluyen en el mensaje de Pascua dado a conocer ayer, 15 de abril de 2020, en el sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y difundido en una nota por el medio católico de la diócesis de Holguín.
Se trata de un texto esperanzador en tiempo de pandemia y en el que los obispos recuerdan a los cubanos que la presencia de Jesús Resucitado ha llegado para acompañar e iluminar toda soledad humana, y también a disipar todo temor.
Gratitud a los sanitarios
El episcopado reconoce que “las llagas de Cristo siguen abiertas hasta el fin del mundo en los enfermos, en los pobres y en las personas que viven en soledad, en los que son víctimas de las injusticias sociales y las exclusiones”.
Además, el texto expresa un especial reconocimiento y gratitud hacia los médicos investigadores, médicos asistenciales, licenciados en enfermería, técnicos y todo el personal de salud “que con dedicación y con riesgo de su propia vida están cerca de los enfermos asistiéndolos y haciendo todo lo posible por curarlos”.
Retomar la vida normal
Del mismo modo, los prelados piden al buen Dios “que ilumine las mentes de las autoridades que han de tomar decisiones que inciden en la vida individual, familiar y social de todos los cubanos para que acertadamente nos ayuden a salir adelante en estos momentos difíciles”.
Es su deseo que “más pronto que tarde”, el país pueda “retomar el desarrollo de una vida normal y serena, motivados para construir entre todos una sociedad más humana, justa y fraterna”.
“Dios es un Dios de vivos”
“Dios es un Dios de vivos” y no de muertos, remarcan, afirmando también que “Dios está junto a nosotros cuando buscamos soluciones a la pandemia que nos azota y sigue amenazando. Él nos da fuerzas para que podamos cuidar la salud de los enfermos y socorrer a los necesitados, consolar a las familias y orar por vivos y difuntos.”
Y recuerdan que Jesús resucitó “no para volver a vivir como antes, sino para hacer posible la presencia de su Amor victorioso para los hombres y mujeres de todos los tiempos”.