(zenit – 30 abril 2020).- El Centro de Orientación y Atención Integral San Juan Pablo II, en la arquidiócesis de Panamá, sigue atendiendo en medio de la crisis que vive el país por la pandemia del coronavirus.
Ante una situación bastante complicada está dando respuestas: entregando el desayuno y almuerzo, cortes de cabello y medicamentos a los habitantes de las calles; así como bolsas de comida a trabajadoras sexuales extranjeras y nacionales, ha informado la Oficina de Prensa de la arquidiócesis panameña.
Atendiendo a los favoritos de Dios
De acuerdo con Ariel López, director del Centro San Juan Pablo II, “semanalmente apoyamos con bolsas de aseo a los privados de libertad, además se entrega entre 25 a 50 bolsas de alimentos secos a las personas en crisis, trabajadores sexuales y travestis que no pueden salir a las calles” dijo.
Ante la difícil situación económica que viven muchas familias del país canalero a causa de la COVID-19, la Pastoral Social Cáritas de la arquidiócesis de Panamá, en conjunto con agentes de todas las pastorales de la Iglesia Católica, muestran una vez más ser una la Iglesia en salida, al solidarizarse con los más necesitados.
Denia Manguelis, del Departamento de Pastoral Social Cáritas de la arquidiócesis de Panamá, informó que “desde el día 29 de marzo en que se nos comunica que daríamos acompañamiento y asistencia a las parroquias y obras sociales de la Iglesia que se han visto afectadas por la pandemia del coronavirus, elaboramos un programa de ayuda dividido en tres etapas”.
“La Iglesia se hace presente a través de la solidaridad con nuestros hermanos a través de un primer paso de teletrabajo fuerte y arduo con los sacerdotes, agentes de pastorales y laicos para ubicar a aquellas personas con necesidades, en las 96 parroquias y las Obras Sociales de la arquidiócesis”, señaló.
Auditoria social para cumplir objetivos
La Contraloría General de la República y la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Panameña emprenderán una auditoría social para facilitar que el Programa Panamá Solidario cumpla con sus objetivos de llegar a la población más vulnerable, sin discriminación, ni partidismo político, ni intereses particulares.
El contralor general, Gerardo Solís, y el presidente de la Conferencia Episcopal Panameña, monseñor Rafael Valdivieso Miranda, firmaron un convenio de cooperación y apoyo para el desarrollo de la auditoría social al Programa Panamá Solidario con el objetivo de propiciar que los ciudadanos y ciudadanas tomen conciencia de la importancia de la vigilancia de los recursos públicos para el bien común, en esta ocasión, la veeduría de la entrega de bonos y bolsas de comida.
Para cumplir con este convenio, la Iglesia Católica creará equipos de profesionales voluntarios en sus diócesis para establecer líneas de acción que garanticen que los recursos del Estado sean bien utilizados.
Esta auditoría complementará las tareas que viene ejecutando la Mesa Social en la implementación y desarrollo de los planes para mitigar temporalmente el impacto económico causado por la pandemia del coronavirus, especialmente en poblaciones vulnerables, en las familias panameñas y extranjeros que han perdido sus fuentes de ingreso.