(zenit – 15 mayo 2020).- “Uno de los grandes desafíos de la grave crisis actual que afecta globalmente a los más pobres y vulnerables es garantizar alimentos de calidad para la población y todos aquellos otros servicios que dan calidad de vida, como agua potable, luz eléctrica, educación y medicamentos”.
Este es el llamamiento realizado por el presidente de Cáritas de América Latina y El Caribe, monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo, de acuerdo a un comunicado de la organización.
En la nota, titulada “Solidaridad ante la pandemia de Covid-19 y ante sus efectos en las economías y sociedades”, la organización caritativa de la Iglesia denuncia la grave situación causada por la pandemia de coronavirus, que ha hecho evidente las consecuencias de una “estructura históricamente desigual”, que segrega e impone innumerables vulnerabilidades a los pueblos latinoamericanos.
Cubrir necesidades básicas
El documento, publicado el jueves 14 de mayo, expone también el impacto de las medidas necesarias para la contención del contagio sobre innumerables familias que no tienen cubiertas sus necesidades básicas ni acceso a espacios que garanticen el ejercicio de sus derechos.
Estas condiciones, indica el medio vaticano, conllevan a un aumento de situaciones de conflicto: “Observamos que la falta de información de calidad, la alta circulación de ‘fake news’ sobre la COVID-19, el desabastecimiento, la falta de recursos económicos para la obtención de material de higiene y el insuficiente número de agentes públicos de salud y de redes de protección, coadyuvan al agravamiento de la situación de riesgo de estas poblaciones”, explica el prelado.
Frente a estas circunstancias, Cáritas América Latina y el Caribe reconoce el enorme esfuerzo solidario de los servidores públicos sanitarios, en primera línea en el cuidado de las personas, incluso poniendo en riesgo sus propias vidas.
Salvaguardar al pueblo primero
Por otro lado, el texto exhorta a los gobiernos de la región a no poner en primer lugar la salvaguarda de “algunos sectores dominantes” de las economías nacionales, en detrimento del pueblo en general y de los más pobres en particular.
“Queremos recordarles a los entes financieros y a los Estados” que “no podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos, por lo que consideramos que es el momento que el Estado asuma una actitud solidaria y eficiente para garantizar la sobrevivencia y la dignidad de nuestros pueblos, especialmente a los más desprotegidos, a través de políticas públicas y acciones que dejen atrás negociaciones partidistas y electorales, y se enfoquen en salvaguardar como interés prioritario, la dignidad humana y el bien común”, apunta el comunicado.
Opción por los pobres y esperanza
Monseñor Azuaje afirma que las crisis pueden activar no solo el afán de superarlas, sino también la apertura de horizontes frente a una situación social que reclama cambios: “Aspiramos que todo no vuelva a la idéntica normalidad excluyente de antes de la pandemia, sino a nuevos diseños de propuestas económicas y políticas que sean incluyentes, solidarias, donde el centro de interés sea la vida en sus distintas esferas, especialmente el resguardo de la Casa Común”.
Tras apreciar y describir el gran trabajo que la red de Cáritas de la región está realizando atendiendo y acompañando a los sectores más frágiles y vulnerables de la sociedad, el presidente de Cáritas latinoamericana llama al “discernimiento de la realidad de cada uno de nuestros países y de la Región, para asumir aprendizajes compartidos, reflexiones innovadoras en el diseño de nuevas formas de relacionamiento y de economías sustentables, críticas al viejo modelo que ha generado pobreza, exclusión e inequidad en nuestros pueblos”.
Finalmente, el obispo reitera el compromiso de la Iglesia Católica en la difícil situación actual y la disposición de sus instituciones al servicio de la vida de todos los ciudadanos del continente y concluye su mensaje pidiendo la intercesión de María de Guadalupe y san Óscar Arnulfo Romero: “Para que guíen nuestros pasos y nos permitan servir con dedicación a nuestros hermanos y hermanas desde una decidida opción por los pobres y con la esperanza que da Cristo Resucitado en este tiempo de Pascua”.