(zenit – 16 junio 2020).- El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), monseñor José H. Gomez, escribió un comunicado ante la decisión de la Corte Suprema de este país sobre la redefinición legal de “sexo” en la Ley de Derechos Civiles.
Ayer, 15 de junio de 2020, los jueces de la Corte Suprema emitieron su decisión resultado de la combinación de los casos Bostock vs. Clayton County, Ga., Altitude Express vs. Zarda, y R.G. & G.R. Harris Funeral Homes vs. Equal Opportunity Employment Comm’n.
En ella dictaminaron que la prohibición de discriminación por “sexo” en el empleo en el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 ahora prohíbe la discriminación basada en la “orientación sexual” y el estado de “transgénero”.
“Profundamente preocupado”
“Estoy profundamente preocupado de que la Corte Suprema de Estados Unidos haya redefinido efectivamente el significado legal de ‘sexo’ en la ley de derechos civiles de nuestra nación. Esta es una injusticia que tendrá implicaciones en muchas áreas de la vida”, indicó Mons. Gómez ante esta decisión.
“Al borrar las hermosas diferencias y la relación complementaria entre el hombre y la mujer, ignoramos la gloria de la creación de Dios y dañamos a la familia humana, la base fundamental de la sociedad. Nuestro sexo, ya sea hombre o mujer, es parte del plan de Dios para la creación y para nuestras vidas”, explica el también arzobispo de Los Ángeles.
“Vivir en la verdad”
El prelado remite a las enseñanzas del Papa Francisco, pues , “vivir en la verdad con los dones previstos de Dios en nuestras vidas requiere que recibamos nuestra identidad corporal y sexual con gratitud de nuestro Creador. Nadie puede encontrar la verdadera felicidad siguiendo un camino contrario al plan de Dios”.
“Toda persona humana está hecha a imagen y semejanza de Dios y, sin excepción, debe ser tratada con dignidad, compasión y respeto. Proteger a nuestros vecinos de la discriminación injusta no requiere redefinir la naturaleza humana”, recuerda.
Al final de la nota, el presidente de la USCCB, eleva oraciones “para que la Iglesia, con la ayuda de María, la Madre de Dios, pueda continuar su misión de llevar a Jesucristo a cada hombre y mujer”.