(zenit – 12 agosto 2020).- En la audiencia general de hoy, el Papa Francisco ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la pandemia de COVID-19, subrayando que al contemplar el mundo a la luz de la fe, podemos desarrollar “nuestros dones y capacidades para resolver los dramas de la historia, poniéndonos al servicio de la humanidad y de toda la creación”.
A las 9:30 horas de este 12 de agosto de 2020, el Santo Padre ha presidido la audiencia, celebrada en la biblioteca del Palacio Apostólico debido a la actual emergencia sanitaria del coronavirus y transmitida al mundo por los medios de comunicación social.
Fe y dignidad humana
Francisco ha centrado su meditación en el tema “Fe y dignidad humana” (Lectura: Gn 1, 27-28; 2, 15), dentro de la serie “Sanar al mundo”. En primer lugar, el Papa ha destacado el “loable compromiso” de todas las personas que, durante la emergencia sanitaria, dan “testimonio del amor humano y cristiano dedicándose a los enfermos, aun arriesgando la propia salud”.
No obstante, también remarca que la pandemia ha evidenciado “patologías sociales que distorsionan la visión de la persona, ignorando su dignidad y su carácter relacional, y que fomentan la cultura del descarte, transformando al ser humano en un bien de consumo”.
Una dignidad inalienable
En este sentido, el Pontífice recordó que, a la luz de la fe, Dios mira al hombre y a la mujer “no como objetos, sino como personas amadas y capaces de amar, creadas a su imagen y semejanza”.
“Al invitarnos a vivir en comunión con Él y con los demás, en el respeto de todo lo creado, nos ha dado una dignidad única”, una dignidad “inalienable que tiene serias implicaciones sociales, económicas y políticas”, describió.
En el mundo moderno, este principio de dignidad alienable presenta como referencia más cercana la Declaración Universal de los Derechos Humanos, indicó el Obispo de Roma.
Asimismo, apuntó que, para los creyentes, “mirar al prójimo y a la creación como un don recibido del amor del Padre”, conduce “a no ser indiferentes, a estar atentos a quienes nos rodean; a sentir compasión y empatía, no desprecio y enemistad”.