(zenit – 17 agosto 2020).- Con motivo de la próxima Semana de la Vida Religiosa Consagrada, promovida por la Conferencia de Religiosos de Brasil, que tendrá lugar del 16 al 22 de agosto de 2020, el Papa Francisco escribió una carta a las personas consagradas de Brasil el pasado 5 de agosto.
En el mensaje, el Pontífice recuerda que el camino vocacional “tiene su origen en la experiencia de saberse amado por Dios: la vida misma es ya fruto de una llamada de Dios; nos ha llamado a la vida porque nos ama y ha predispuesto todo para que cada uno de nosotros sea único”.
“¿Es Jesús verdaderamente el primer y único amor, como propusimos al profesar nuestros votos?” les pregunta el Santo Padre a los religiosos brasileños, con el objetivo de hacerles buscar una “mayor promoción y renovación de la vida y misión”.
“Sólo si lo hacemos –explica– seremos capaces de cumplir con nuestro deber: amar verdadera y misericordiosamente a cada persona que encontremos en nuestro camino, porque habremos aprendido de él lo que es el amor y cómo amar: sabremos cómo amar, porque tendremos su propio corazón”.
Sigue el texto completa de la carta del Papa Francisco dirigida a los consagrados de Brasil.
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Carta del Papa Francisco
Con gran alegría me uno en espíritu a las oraciones e iniciativas promovidas por la Conferencia de Religiosos de Brasil con motivo de la Semana de la Vida Religiosa Consagrada del 16 al 22 de agosto, que tiene como objetivo promover y renovar la misión de cada uno de ustedes en la tierra de la Santa Cruz. En este sentido, vale la pena recordar que el camino vocacional tiene su origen en la experiencia de saberse amado por Dios: la vida misma es ya fruto de una llamada de Dios; nos ha llamado a la vida porque nos ama y ha predispuesto todo para que cada uno de nosotros sea único, acompañándonos a lo largo de los polvorientos caminos de nuestra vida y, conociendo nuestra conmovedora nostalgia de amor y felicidad, nos llama a la alegría, que se encuentra sólo en el don de sí mismo a los demás (cf. Mensaje para la 55ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 22/2/2018).
Por otra parte, ante los desafíos que impone la sociedad actual, que vive un cambio de época, es necesario estar atentos para evitar la tentación de tener una visión mundana, que nos impide ver la gracia de Dios como protagonista de la vida y nos lleva a salir en busca de cualquier sustituto (cf. Homilía en la 24ª Jornada Mundial de la Vida Consagrada, 1/2/2020). El mejor antídoto contra la tentación es dar prioridad a la oración en medio de todas nuestras actividades, con la certeza de que la persona que mantiene la mirada fija en Jesús aprende a vivir para servir, porque experimenta lo que dijo el profeta Isaías: “Eres precioso a mis ojos… te amo” (43,4).
Por lo tanto, para buscar una mayor promoción y renovación de la vida y misión de las personas consagradas en Brasil, les invito de nuevo a formular la pregunta que había propuesto en la Carta Apostólica a las Personas Consagradas en 2014: “¿Es Jesús verdaderamente el primer y único amor, como propusimos al profesar nuestros votos? Sólo si lo hacemos, seremos capaces de cumplir con nuestro deber: amar verdadera y misericordiosamente a cada persona que encontremos en nuestro camino, porque habremos aprendido de él lo que es el amor y cómo amar: sabremos cómo amar, porque tendremos su propio corazón”.
Queridos consagrados y consagradas de Brasil, deseando confirmar estas intenciones y pidiendo la intercesión de Nuestra Señora Aparecida para que esta Semana de la Vida Religiosa Consagrada sea muy fecunda, os envío a todos la Bendición Apostólica, pidiéndoos que no dejéis de rezar por mí.
Roma, San Juan de Letrán, 5 de agosto de 2020