(zenit – 26 agosto 2020).- Continuando el ciclo de catequesis sobre “Sanar al mundo” tras la pandemia de COVID-19, el Papa Francisco ha hablado hoy en la audiencia general de “La destinación universal de los bienes y la virtud de la esperanza”.
Una semana más, este miércoles, 26 de agosto de 2020, el Santo Padre ha celebrado la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico, a puerta cerrada, a través de los medios de comunicación, y rodeado de diez sacerdotes que le asistían y traducían la catequesis a otros idiomas.
El Papa ha denunciado que la desigualdad que se vive “revela una enfermedad social”; un “virus que proviene de una economía enferma”; “fruto de un crecimiento económico que ignora los valores humanos fundamentales” y ha advertido que el modelo económico “se muestra indiferente ante el daño infligido a la Casa común; es el pecado de querer poseer y dominar a los demás, a la naturaleza y al mismo Dios”.
En este contexto, el Papa ha manifestado su preocupación porque la pandemia actual ha puesto de relieve y ha agravado algunos problemas ya existentes, “especialmente la brecha entre las clases sociales”, ha dicho. “Esto hace que muchas personas corran el peligro de perder la esperanza”, ha reflexionado.
Por tanto, ha invitado a recordar que Dios nos dio la tierra “a todos” para que la cuidáramos y la cultiváramos. “Nosotros somos administradores de lo que el Señor nos ha otorgado y estamos llamados a asegurar que sus frutos lleguen a todos, no sólo a unos pocos”, ha señalado.
El Pontífice ha terminado su resumen de la catequesis en lengua española animando a poner la mirada fija en Jesús, y “unidos como comunidad”, actuar todos juntos, “con la esperanza de generar algo diferente y mejor”.
La esperanza cristiana, arraigada en Dios, ha expresado Francisco, es “nuestra ancla”. Así lo entendieron y practicaron las primeras comunidades cristianas que, viviendo también tiempos difíciles, se sostenían recíprocamente y ponían todo en común, ha recordado.