(zenit – 2 sept. 2020).- Después de meses de emisiones transmitidas desde la biblioteca del Palacio Apostólico debido a la pandemia de COVID-19, el Papa Francisco reanudó las audiencias públicas este 2 de septiembre de 2020. Como un pastor al que le gusta percibir “el olor de sus ovejas”, como suele recomendar a los sacerdotes y obispos.
A lo largo del mes, estas reuniones semanales de los miércoles no tendrán lugar en la plaza de San Pedro o en el Aula Pablo VI como es habitual, sino en un lugar más íntimo: el patio de San Dámaso del Palacio Apostólico, que puede albergar a unas 500 personas. Aquí es donde se da la bienvenida a las personalidades (jefes de estado, embajadores, obispos…) que visitan el Vaticano, y donde los nuevos reclutas de la Guardia Suiza prestan juramento el 6 de mayo de cada año.
El Santo Padre llegó allí en coche, entre aplausos. Luego recibió un baño de multitudes -respetando las distancias impuestas por las normas sanitarias-, intercambiando con unos y con otros que llevaban máscaras, bromeando con ellos, saludando a algunos con el codo, para evitar los apretones de manos.
Una vez más en contacto con los fieles, Francisco tuvo gestos espontáneos: tras avistar a un joven sacerdote que llevaba una bandera libanesa, el Papa Francisco se inclinó y besó el emblema rojo y blanco en el que destacaba el cedro verde. Al final de la audiencia, llamó al sacerdote a su lado para hacer un largo alegato por el Líbano.
El patio de San Dámaso, indica Vatican News, fue construido bajo el pontificado de Nicolás V, papa de 1447 a 1455. Le dio el nombre de Dámaso I, el 37º pontífice romano que reinó del 366 al 384, y sigue siendo conocido por haber desarrollado el culto a los santos mártires y la unidad del cristianismo en Italia.
En la historia papal, este espacio exterior también fue utilizado por los pontífices para recibir y bendecir grupos, incluyendo Pío XII y Juan Pablo II. El 28 de febrero de 2013, Benedicto XVI se despidió del personal de la Curia en el patio de San Dámaso en el último día de su pontificado.
Fotos: Deborah Castellano Lubov