(zenit – 15 sept. 2020).- Impulsadas por la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco, son muchas las parroquias y las instituciones religiosas de la archidiócesis de Madrid, España, que se han puesto manos a la obra para promover una conciencia ecológica y actuar, como dice el Papa, “concretamente donde sea posible”.
Tal y como informa la propia archidiócesis en una nota, la parroquia Virgen del Camino, en el municipio de Collado Villalba, preparó durante tiempo un proyecto de eficiencia energética que se hizo realidad el pasado 24 de marzo, en pleno Estado de alarma, cuando se terminaron de colocar 48 placas solares en la cubierta del templo.
Placas solares en la parroquia
La máxima producción de estas placas es de 13 kilovatios (kW) de potencia en condiciones óptimas, esto es, a pleno sol. Según el párroco Roberto Rey, con estos paneles se da respuesta a tres vertientes. La primera, ecológica: “Usamos una energía limpia que no contamina; de hecho, en la factura mensual viene especificado el número de árboles que hemos plantado [el primer año, la compañía calcula más de 600] y de dióxido de carbono que se ha evitado [13,5 toneladas estimadas al año]”.
La segunda es caritativa, pues la energía sobrante, en virtud de la normativa de autoconsumo fotovoltaico, se puede compartir con viviendas situadas en un radio de 500 metros. “Justo frente a la parroquia tenemos un grupo de familias beneficiarias de Cáritas que viven en situación de pobreza energética”, por lo que esa bolsa de kW no consumidos tienen ya destinatario.
Ayuda al comedor social
La tercera es particular. No solo están ahorrando unos 600 euros al mes en la factura de la luz, sino que además se cubren los gastos del comedor social de la parroquia: “La hora de la comida es cuando más luz hay, por lo tanto, máxima producción de energía, y como la primera que se consume es la fotovoltaica antes que la de la red, nos estamos ahorrando los costes de las gavetas para mantener la comida caliente, las luces, la nevera, el lavaplatos…”.
Ante todo ello, el párroco sostiene que “cumpliendo la ley de Dios y el mandato bíblico, cuidando la casa común, se ayuda a los feligreses en situación de pobreza energética, al medio ambiente, y además sale más barato. La creación es agradecida y te devuelve el beneficio”.
Grupo de Ecología
En la parroquia Nuestra Señora del Valle, en el barrio de Pacífico, se creó hace un año un Grupo de Ecología que surgió del estudio de Laudato si’ en los equipos de formación permanente.
“Fue creándose en nosotros una conciencia de conversión ecológica y surgieron ideas prácticas”, afirma José Luis Hernando, uno de los miembros de estos grupos.
De este modo, instalaron contenedores de reciclaje de tapones, gafas y móviles viejos; se comenzó a trabajar con los niños en las catequesis en esta conciencia ecológica; y se asumieron medidas “sencillitas, porque lo que funciona es una suma de cosas pequeñas”, como usar detergente a granel o emplear los menos plásticos posibles.
Pantallas de protección en el futuro
Entre los planes de futuro del grupo se encuentra el de instalar pantallas de proyección en el templo para eliminar el papel de los cantos del coro.
Este despertar de la conciencia a la necesidad del cuidado de la creación ha planteado un reto al Grupo de Ecología de la parroquia: “Tenemos que cambiar nuestra forma de vida, marcada ahora por las prisas, el consumismo… Pararnos y pensar que lo que queremos es ser felices al abrigo de la fe. La clave está en disfrutar de las cosas pequeñas”, indica Hernando.
Huerto para acoger a jóvenes migrantes
De acuerdo a la nota de la archidiócesis, el huerto del convento de los capuchinos de El Pardo estuvo más de 35 años en barbecho. En 2013, el Servicio Capuchino para el Desarrollo (Sercade) lo reactivó con el fin de desarrollar el proyecto Huerto Hermana Tierra, cuyo motor es el cuidado de la Tierra y el cuidado de los más débiles.
La iniciativa surgió como una forma de acoger a jóvenes migrantes en situación de exclusión social y ofrecerles un contrato laboral para que se forjen un futuro. “Se trata de darles formación y estabilidad personal para que cuando salgan del proyecto y se enfrenten al mercado laboral tengan herramientas”, relata Inmaculada Martín, la responsable.
Cuidado del huerto
En la actualidad trabajan en él tres chicos, que se suman a los siete que han pasado por el huerto a lo largo de estos años: “Todos, migrantes subsaharianos a los que ya hacíamos acompañamiento previo en Sercade”, expone Martín.
Allí cuidan un huerto plantado en una hectárea y media de terreno en el que se cultivan durante todo el año, tanto en invierno como en verano, todo tipo de verduras y hortalizas: pimientos, acelgas, espinacas, brócoli, calabaza…
También algunas frutas, “ahora tenemos melones, sandías y 12 árboles frutales, aunque estos cuestan más porque nuestro rebaño de ovejas [que también tienen uno] se los comen”, indica la responsable.
Técnicas agrícolas sostenibles
Además, todo este trabajo se desarrolla mediante técnicas agrícolas sostenibles, sin utilizar productos contaminantes, promocionando la diversidad de cultivos y renunciando a fertilizantes y pesticidas químico-sintéticos, entre otros.
El proyecto se encarga también de enviar quincenal o mensualmente a su bolsa de clientes los pedidos. El excedente o los donativos, puesto que también hay cestas cero, son destinados a familias vulnerables de las Cáritas parroquiales o a comedores sociales.
Las parroquias Santa Cristina o Nuestra Señora de Las Rosas también cuentan con un huerto ecológico propio, y en San Germán se creó este verano un Grupo de Ecología para fomentar el respeto de la biodiversidad.
Tiempo de la Creación en la diócesis
Son todas ellas iniciativas que adquieren especial relevancia este mes, cuando en el mundo entero, y por parte de diversas confesiones cristianas, se celebra la iniciativa de oración y cuidado del planeta, el Tiempo de la Creación.
En la arquidiócesis de Madrid, el acto central se desarrolló el pasado sábado, 12 de septiembre, que tuvo lugar una jornada de oración católica-ortodoxa online presidida por el arzobispo y cardenal Carlos Osoro, el metropolita monseñor Policarpo, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y monseñor Timotei, obispo ortodoxo rumano.