(zenit – 29 sept. 2020).- Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Tres celebraciones en una sola a partir del Concilio Vaticano II, pues hasta entonces se celebraban por separado.
Fue Pseudo-Dionisio Areopagita, padre de la Iglesia del siglo VI, quien propuso tres jerarquías de ángeles. En la primera están los Serafines, Querubines y Tronos. Les siguen las Dominaciones, Virtudes y Potestades. En la tercera jerarquía se encuentran los Principados, Arcángeles y Ángeles. Estos tres últimos son los que están más cercanos a las necesidades de los seres humanos.
¿Celebración de unos “santos” arcángeles?
¿Y por qué “santos” arcángeles? La palabra “santo” –del griego hagios– significa “el que es sagrado”. Así, no significa tan solo “ser humano santo” –o que ha alcanzado el Cielo, la salvación de su alma– sino que puede aplicarse a los santos que no son humanos, o sea a espíritus puros, entre los que se encuentran los arcángeles.
Como destaca san Gregorio Magno, el nombre de “ángel” designa la función, y los que anuncian mensajes de gran trascendencia se llaman “arcángeles”. De ahí que a la Virgen no le fuera enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, dado que lo que debía comunicar el Señor a la humanidad era de enorme relevancia: el anuncio de la encarnación del Hijo de Dios.
También cuando se trata de una misión especial, como la que confirió Dios al arcángel san Miguel, pues solo Dios podía llevarla a cabo: derrotar al maligno.
En cuanto al arcángel san Rafael le fue conferida la misión de curar a Tobías, y la medicina de Dios obró a través de esa criatura angelical, librándole de las tinieblas de su ceguera.
San Miguel, “¿quién como Dios?”
Anunciado en la sagrada escritura en el Apocalipsis 12:7-9, y en la carta del apóstol san Judas.
Tiene el lugar más alto entre los arcángeles, llamado el “príncipe de los espíritus celestiales”, o “jefe o cabeza de la milicia celestial”.
Se le presenta como el gran defensor del pueblo de Dios contra los ataques del demonio. En particular nos protege de la pretensión del diablo de hacernos creer que Dios debe desaparecer, para ser nosotros grandes y, en definitiva, desplazarle y dejar de contar con Él.
Se le representa en traje de guerrero con una lanza o espada venciendo al demonio.
Oración para hoy y siempre: “Oh Miguel, príncipe invicto de la malicia del demonio, protégenos con tu fuerza resplandeciente y guárdanos en la gracia de Dios”.
San Gabriel, “mensajero de Dios”
Anunciado en la sagrada escritura en Daniel 8:16-26 y 9:20-27; Deuteronomio 8:15-27; y Lucas 1:11-20 y 26-38.
En varias ocasiones es enviado por Dios como mensajero. Se apareció al profeta Daniel para comunicarle el tiempo en el que iba a llegar el Redentor, a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista, y principalmente a María para anunciarle su maternidad divina.
San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.
Se le representa con una vara de perfumada azucena, la que obsequió a María Santísima en la Anunciación.
Oración para hoy y siempre: “Oh Gabriel, elegido para anunciar los más grandes misterios, haznos amar siempre los senderos de la Luz”.
San Rafael, “medicina de Dios”
Es el arcángel más cercano a nosotros los hombres, atento para aliviarnos en nuestros dolores y sufrimientos.
Fue enviado por Dios para curar de su ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje, y conseguirle una santa esposa, Sara. De ahí que san Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes. Uno de los patronos de los peregrinos, a quien además se le encomienda la juventud.
Se le representa como un caminante, con bastón y el pez con que curó a Tobías.
Oración para hoy y siempre: “Oh Rafael, medicina para los cuerpos, trae la salud a las almas y asístenos en el camino hacia Dios”.