(zenit – 26 octubre 2020).- La edición mensual de L’Osservatore Romano, Donne Chiesa Mondo (“Mujeres Iglesia Mundo”), de noviembre de 2020 está dedicada a “lo que las mujeres africanas piden a la Iglesia” y “cómo la desafían”.
Para la ecologista zimbabuense Bokani Tshidzu, “en una palabra, es el amor” lo que esperan las mujeres africanas: “Que la iglesia se mueva por el amor”, un amor que “aplaude la riqueza de los dones, capacidades y talentos de cada persona, creando oportunidades para que todas las niñas y mujeres africanas puedan hacer uso de los suyos”.
Este amor a la Iglesia, añade en su tribuna, no cierra los ojos ante la violencia doméstica o el feminicidio. La activista rinde homenaje a las mujeres africanas que la inspiraron, que “limpiaban las iglesias con orgullo, organizaban celebraciones alegres, recitaban bendiciones y oraciones vespertinas, consolaban y aseaban a los enfermos, apoyaban a las víctimas de la trata de seres humanos, guiaban a las almas errantes, alimentaban a los desamparados y fortalecían la Fe, no mediante el dogma, sino mediante actos de amor”.
El mundo de los “no africanos”, escribe la socióloga Chiara Giaccardi en el editorial, “se divide comúnmente en dos: los que nunca han estado en África y los que han vivido allí al menos un poco”.
El primero, añade, “solo puede tener prejuicios”, y “no hay nada malo en ellos, siempre y cuando sean temporales y no actúen como un filtro o, peor aún, como un muro”. Abundan los estereotipos sobre África, que van desde la “fascinación” a la “repulsión”, dice.
Para Chiara Giaccardi, África es “plural”, pero sus diferentes culturas tienen en común que transmiten “el sentido del vínculo de todo con todo (persona, naturaleza, el espíritu que lo anima todo, Dios)”. “En estos territorios de contrastes, contradicciones, violencia, aceleraciones que dejan a demasiadas personas al margen, son las mujeres -que son explotadas por un lado- las que hacen funcionar la vida cotidiana”.
África es “femenina” y si el continente “puede hacer frente a los enormes desafíos de un presente difícil, es sobre todo gracias a las mujeres”. Continúa: “Esto también es cierto para la Iglesia”. “A pesar de los dos sínodos para África“, en 1992 y 2009, “muchas de las expectativas de las mujeres se han visto defraudadas. Ya Daniele Comboni, el primer obispo de África central, sostenía que “muchos fracasos al principio de la labor misionera del siglo XIX se debieron a la falta de consideración del papel de la mujer”.
El tema evoca en particular la figura de Solange Sia, la primera teóloga de Costa de Marfil, y la de Hauwa Ibrahim, una jurista nigeriana que lucha contra la lapidación de mujeres.