(zenit – 6 nov. 2020).- Ya son más de 70 años los que la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús (IBSCJ) lleva asistiendo a los más necesitados. El ‘Cotolengo’, así es como llaman a la casa de Albacete, está ofreciendo durante el tiempo de pandemia más de 600 comidas al día, 5.400 a la semana y 18.000 al mes.
Situada en la capital de la provincia, la institución benéfica no solo atiende a los internos de siempre, sino que también da soporte vital a los cientos de personas que acuden cada día y dan asistencia quirúrgica y cobijo a muchos extranjeros que no tienen dónde quedarse.
En una entrevista exclusiva concedida a zenit, Pablo Álvarez Rodríguez, máximo responsable del ‘Cotolengo’, destaca que la esencia de su labor no es otra que “conseguir ser un foco que irradie la presencia de Dios, mediante el servicio a los enfermos y pobres más necesitados, conforme al Evangelio”.
Dadas las complicaciones que están sufriendo las entidades sociales en todo el mundo por la COVID-19, el director del centro habla sobre cómo están atravesando esta pandemia.
Necesidades del ‘Cotolengo’
El objetivo de la institución benéfica es “contribuir en la existencia de una sociedad más justa, solidaria, responsable, participativa y ética, en la que hombres y mujeres con capacidades diferentes reciban una atención integral, eficiente y de calidad, en la que no sean excluidos por su discapacidad”.
Ante el aumento de la pobreza generado por las consecuencias del coronavirus, Pablo Álvarez pone énfasis en que los ciudadanos de Albacete “siempre han mostrado una gran solidaridad especialmente con nuestra casa y obra”. Asimismo, señala que “la población está muy concienciada con esta situación”.
Y es que, a día de hoy, la necesidad de asistencia social ha ido aumentando considerablemente por la cantidad de temporeros que hay en la ciudad manchega. Tal y como señala, se ha pasado de dar una media de 80 comidas por día a más de 300, sin incluir los desayunos. Su preocupación es que “cada semana se suman al comedor una o dos familias más”.
Un proyecto de muchos años
Pablo Álvarez Rodríguez, actual máximo responsable del centro de Albacete, llegó a la institución “como consecuencia de una relación de amistad con la casa”. “Se estaba planeando la llegada de un director, y tras diversas conversaciones, no hubo ningún problema en ponernos de acuerdo”.
Pronto se embarcó en “este maravilloso proyecto que lleva ya muchos años” y al que llegó para “aportar mi granito de arena pero con todo mi corazón y amor”.
Atención integral al necesitado
Álvarez explica que las casas de la institución benéfica ofrecen “una atención integral, con el cuidado directo de las hermanas, personal contratado y voluntarios”, y que los que allí acuden están “viviendo en un ambiente familiar, caracterizado por el espíritu de nuestro carisma, de confianza absoluta en el Sagrado Corazón de Jesús, signo en la Iglesia del amor de Dios”.
“Atendemos también a extranjeros que necesitan intervención quirúrgica, enfermos crónicos, discapacitados, niños y adultos de cualquier nacionalidad, pero siempre se trata de personas enfermas, pobres y necesitadas”.
Actualmente son las hermanas de la Consolación las que desde hace siete años, siguen con la obra con los más pobres “de manera maravillosa, generosa y entregada”. Para el director, su labor es “ejemplar” y con su carisma “aportan una visión complementaria a la de la institución”.
Ayudas al ‘Cotolengo’
El Gobierno local acaba de subvencionar con 10.000 euros al centro social, una aportación “fundamental y esencial” para seguir con la labor que están realizando. Según dice Pablo, “nos ayuda a seguir con nuestra obra y nos gustaría que nos hubiera dado más”.
“Hemos tenido varias reuniones con entidades locales y provinciales”, entre las que se incluyen el Ayuntamiento, la Diputación y el Obispado, y “han reiterado su compromiso de ayuda a la institución”, un apoyo que el máximo responsable califica de imprescindible dado el “gasto excesivo” que soportan sobre todo en tiempo de pandemia.
Aun así, explica que todas las aportaciones son fruto de “vivir de la Divina Providencia, sin pedir ni tener cuotas ni subvenciones”. Aclara que el centro de Albacete deja “al Sagrado Corazón velar por su casa”. Este es su carisma.
Los actos benéficos
Con el fin de recaudar dinero para afrontar las necesidades de los más pobres, cada año se ha hecho una corrida benéfica a favor del ‘Cotolengo’. El precursor fue el conocido torero albaceteño Dámaso González, cuyo fallecimiento hizo que las riendas fueran tomadas por su mujer y sus hijos.
Este año, el acto ha sido suspendido como medida de prevención frente a la expansión de la COVID-19. No obstante, la Banda Sinfónica Municipal de Albacete realiza durante los meses de octubre, noviembre y diciembre una serie de conciertos benéficos cuyos donativos irán a la obra social.
Vivir de las vocaciones
Respondiendo a la cuestión de urgencia de vocaciones en la Iglesia, Pablo Álvarez insiste en el “gran problema dentro de las instituciones religiosas, y en la nuestra no podía ser de otra manera”: “Se necesitan vocaciones para seguir realizando esta obra tan magnífica”.
Es por esto que hace un llamamiento a “todas aquellas personas atraídas por nuestro carisma y labor con el enfermo”. Invita a contactar con la institución y “pasar unos días o una temporada en alguna de las casas” con la única condición de que “te mueva un compromiso serio de colaborar y acompañar y tener ganas e ilusión de vivir tu vida como servicio generoso a los demás”.
Para el director, los voluntarios “tan generosos y de corazón inmenso” que trabajan diariamente en el comedor son “nuestras manos, sin ellos no podríamos llevar a cabo esta obra de Dios”.
Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús
En la fiesta de san Ignacio de Loyola, el 31 de julio de 1947, fue construida en Bilbao la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús. Su origen, sin embargo, se remonta al piso buhardilla de la plaza de Federico Móyua de Bilbao.
Es allí donde el padre jesuita Andrés Arístegui puso en contacto a Rosario Vilallonga y Teresa Jáuregui, de Acción Católica, con María Martínez (Albacete) para formar la nueva comunidad y entregar sus vidas a los más pobres y abandonados.
La fundación de la casa de Albacete se debe a la generosidad de Francisco de Paula Serra Martínez, magistrado del Tribunal Supremo de Madrid. Cuando conoció el IBSCJ, se puso en contacto con la madre Rosario. Tras las gestiones pertinentes y dejando parte de su patrimonio a la fundación, se construyó el centro social.
Presencia de la institución
La institución del Sagrado Corazón de Jesús no solo está presente en el ‘Cotolengo’ de Albacete, sino en muchas partes.
Hay casas en ‘Moyúa de’ Bilbao (donde comenzó su recorrido), ‘Monte Avril’ (también en la capital vizcaína), ‘Cotolengo’ de Albacete, ‘Regina Mundi’ de Sevilla, Almería, Granada e incluso Cochabamba, Bolivia.