(zenit – 20 nov. 2020).- El Papa Francisco llamó de nuevo por teléfono al obispo auxiliar de Perugia, Italia, monseñor Salvi, para conocer el estado de salud del cardenal Gualtiero Bassetti, según ha informado el diario La Voce el miércoles 18 de noviembre de 2020. El purpurado ya no está en cuidados intensivos y será trasladado a Roma para su convalecencia.
El pastor Bassetti, cardenal arzobispo de Perugia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, nombrado por el Santo Padre, fue hospitalizado por coronavirus en cuidados intensivos a principios del mes de noviembre.
El obispo auxiliar Salvi, que había estado estado aislado en cuarentena desde el 29 de octubre, ha pasado a ser “negativo” desde el 17 de noviembre, después de haber dado “positivo” de manera asintomática.
Llamada de de Francisco
Poco después de las 11:30 horas de la mañana del miércoles, tras la audiencia general, el prelado recibió una llamada telefónica de un “número privado”: era la segunda llamada directa del Pontífice en menos de diez días, después de la que hiciera el pasado 10 de noviembre.
Salvi dijo al periódico diocesano: “El Papa Francisco me preguntó cómo me sentía después de que el indeseado ‘huésped’ (coronavirus) abandonara mi cuerpo. Me preguntó sobre el estado de salud de nuestro obispo, Gualtiero, y le tranquilicé diciendo que ‘todo va bien con la ayuda de Dios y los trabajadores de la salud que lo están tratando’. Anuncié al Papa que el cardenal sería dado de alta pronto del hospital Santa Maria della Misericordia de Perugia y que luego iría al policlínico Gemelli de Roma para un período de convalecencia y rehabilitación”.
“Allí nuestro cardenal se sentirá en casa y animado por la cercanía de Su Santidad. El Papa me pidió que enviara a Su Eminencia un mensaje personal”, que Mons. Salvi comunicó rápidamente al prelado, quien lo acogió, dijo el obispo auxiliar, “quedando muy conmovido por la constante atención y preocupación del Santo Padre por él”.
El cardenal Bassetti esperaba inicialmente volver a la archidiócesis, como había confiado a ciertos colaboradores, contactados por él 24 horas después de salir de cuidados intensivos. Los colaboradores se sorprendieron por su gesto y al oír su voz, pero les tranquilizó sobre su estado de salud.
El purpurado dijo a uno de los colaboradores, según la misma fuente: “Quería compartir con los demás enfermos quince días de esta difícil prueba. Nos consolamos mutuamente, sin perder nunca la esperanza de ser curados con la ayuda del Señor y de la Santísima Virgen María. En mi sufrimiento viví en el ambiente de una familia, la del hospital de nuestro pueblo, esa familia que Dios me dio ayudándome a vivir con serenidad esta grave enfermedad. En esta familia recibí los cuidados adecuados y agradezco a todos los que me ayudaron. No he hecho otra elección y antes de volver a casa pasaré un período de convalecencia lejos de mi comunidad diocesana, pero con la certeza de que siempre la tendré en mi corazón como siempre lo tengo en el suyo”.