(zenit – 17 dic. 2020).- El cardenal australiano George Pell ha hablado con la prensa sobre su nuevo libro y su injusta persecución.
Para presentar su libro Prison Journal: The Cardinal Makes His Appeal (Diario de la Prisión: El Cardenal hace Su Apelación), publicado con Ignatius press y escrito en forma de diario durante los más de 400 días de prisión del purpurado, antes de que el Tribunal Supremo de Australia votara unánimemente que era inocente, se celebró una reunión virtual de Zoom entre el cardenal Pell, zenit y otros periodistas de todo el mundo.
La obra aborda, con sus propias, cómo el prelado fue condenado injustamente por abuso sexual hasta que su apelación fue unánimemente anulada por el Tribunal Superior de Australia, y sus 404 días de confinamiento en solitario.
Con la certeza de que los cargos en su contra eran falsos, el cardenal Pell dejó voluntariamente Roma para ser juzgado en Australia. El juicio terminó con un jurado en desacuerdo, pero cuando se volvió a juzgar el caso, el prelado fue declarado culpable y condenado a seis años de prisión. El 7 de abril de 2020, después de 59 semanas de cárcel, el Tribunal Superior de Australia anuló su condena y el purpurado quedó finalmente libre.
El biógrafo del Papa Juan Pablo II, George Weigel, moderador del acto, expresó : “Como dije en mi prefacio, el libro que estamos discutiendo hoy nunca debió haber sido escrito”.
Sin embargo, el hecho de que esté escrito, continúa el distinguido miembro principal del Centro de Ética y Política Pública de Washington, “es una bendición” y una “gracia”, ya que muestra “la mente y el alma de un gran hombre de la iglesia”.
“He conocido al cardenal Pell desde hace 53 años, y aunque pensé que lo conocía bastante bien durante esas cinco décadas, aquí fui realmente capaz de conocerlo aún mejor. “Aquí”, dijo Weigel, “uno llega a conocer al verdadero George Pell, no la caricatura perpetrada por muchos medios australianos”.
La fe y los valores del cardenal Pell que le han dado poder durante toda su vida, observó Weigel, le permitieron enfrentar “una injusta condena y encarcelamiento con valor y gracia”, recordando que el purpurado tomó el “No tengáis miedo” de Juan Pablo II como su lema episcopal.
El cardenal australiano expresó a algunos antes del encarcelamiento que imaginaba lo que haría como una especie de “retiro prolongado”, lo cual -describe George Weigel- es exactamente lo que hizo: “un retiro donde permaneció en conversación con Dios”.
“Una grave injusticia, convertida en un gran testimonio cristiano, y testimonio del poder de la fe”, declaró.
Sin ofrecer un discurso propio, el cardenal se puso inmediatamente a disposición de los periodistas. Uno de ellos preguntó, que, ante la posibilidad de haber pasado el resto de su vida en la cárcel, ¿escribió todo para tener un registro histórico de su experiencia, o como una disciplina espiritual para sí mismo?
“Nunca pensé que estaría en la cárcel para siempre”
“Nunca pensé que estaría en la cárcel por el resto de mi vida. Fui condenado a seis años, tuve libertad condicional después de tres. Nunca pensé que estaría allí para siempre…”. Y mencionó cómo se planteó seriamente abandonar cuando se perdió su apelación.
Dos son las razones por las que escribió el libro, apuntó el ex prefecto de la Secretaría de Economía, para tener “un registro histórico de un tiempo extraño”, y “en segundo lugar, y quizás más importante, precisamente porque pensé que mis reflexiones podrían ayudar a la gente, no solo a los que están en la cárcel, a pasar por tiempos difíciles”.
Al preguntársele sobre las expresiones de apoyo que recibió de todo el mundo, admitió: “Nunca imaginé que recibiría todas estas cartas”, expresando su alegría al saber que su experiencia ha llevado a algunos a volver a la Iglesia e incluso los ateos empezaron a rezar a Dios, tal y como supo de una madre y su hija que le escribieron.
Alguien le preguntó su opinión sobre cómo el anticatolicismo presente en el sistema judicial de Australia influyó en su caso.
“Esa es una pregunta capciosa. No estoy seguro de que sea la mejor manera de verlo”, indicó, mientras reconocía que hay una cierta mentalidad común, que, a veces. “puede ser desconcertante…”.
“Me desconciertan las decisiones de algunas personas muy educadas que se dice que son sabias. Pero esa es otra cuestión…”, añadió.
El apoyo del Papa Francisco
Alguien le preguntó cómo interpretó la respuesta y el enfoque del Vaticano después de su condena inicial.
Aclarando inmediatamente que “las autoridades católicas en todas partes se propusieron respetar la ley y las autoridades”, el cardenal Pell expuso: “Y en general, no tengo ningún problema con lo que hicieron el Vaticano o los obispos australianos”.
“El Papa Francisco fue muy respetuoso, al igual que el Vaticano, del debido proceso. Pero no es ningún secreto para mí y, en privado, me expresó su creencia en mi inocencia y me apoyó…”.
El cardenal señaló que el apoyo de Mons. Anthony Fisher, arzobispo de Sydney, fue muy efectivo y “estoy muy agradecido por ello”.
Algunos le preguntaron sobre su estancia en Roma hasta ahora y a quién había conocido. Reconoció que entre ellos se encuentra su sucesor en la Secretaría de Economía, el P. Guerrero Alves.
El P. Guerrero, dijo el Cardenal Pell, “parece capaz y honesto. Espero que reciba todo el apoyo que necesita”.
Al apuntar que se ha reunido con muchos, pero no con el cardenal Becciu, Pell indicó que sí visitó al papa emérito Benedicto XVI: “Espero que en el futuro sea doctor de la Iglesia”.
Presionado a hablar por sus comentarios que sugieren la necesidad de tener protocolos para los papas eméritos en la Iglesia Católica, el cardenal sugirió que aunque no hay problemas entre Francisco y Benedicto, la posibilidad de eventualidades en el futuro podría ser un inconveniente”.
“No he encontrado una sola persona aquí en Roma que no piense que debe haber protocolos para un papa que se retira. Obviamente amamos a los papas, tenemos un gran respeto por ellos. Pero las necesidades de la situación – la unidad de la iglesia – está en otro nivel que va más allá de una personalidad”.
“Creo que la unidad de la Iglesia no es algo automático. Hemos visto a los ortodoxos….”.
Alguien preguntó si consideraría un puesto potencial en el Vaticano en el futuro.
“No es una opción [que vuelva a trabajar en el Vaticano]. Me faltan meses para cumplir 80 años. La edad de jubilación es de 75 años. No voy a volver a ningún trabajo formal”. También mencionó su nivel de energía, diciendo que era “agotador luchar por la reforma financiera aquí”.
“Estoy agradecido de que algo de la verdad esté saliendo a la luz. Al menos en esos días, trabajar por la reforma financiera en el Vaticano era muy difícil”, contó.
La voluntad de perdonar
La corresponsal de zenit en el Vaticano recordó cómo en el diario se lee: “La decisión de perdonar es un poco como el acto de fe”, remarcando que debe ser alimentada continuamente. Le pidió su consejo sobre cómo se puede alimentar el perdón, y consejos para aquellos que de igual manera podrían ser falsamente acusados y han de luchar por perdonar.
“En primer lugar, hay que seguir rezando. Rezar el breviario. Incluso yendo a Misa. El Nuevo Testamento nos sigue hostigando, mucho más que el Antiguo Testamento, recordándonos retos difíciles como el de perdonar. Recuerdo años y años atrás de una reunión de asesoramiento matrimonial que una pareja estaba tomando sobre el perdón entre marido y mujer. Y dijeron que el paso importante es perdonar, hacer un acto de voluntad, perdonar. En muchos casos, los sentimientos pueden seguir…”.
Y recordó con humor las palabras de Joyce Brothers, psicóloga americana y personalidad de la televisión, que dijo: “Mi marido y yo nunca hemos considerado el divorcio… el asesinato a veces, pero nunca el divorcio”.
“Primero decides perdonar y luego los sentimientos a menudo se suceden. Y de vez en cuando, siento una oleada de animosidad, y supongo que hay que reprimirla”.
“No puedes perdonar sin fe y tienes que seguir rezando”, agregó.
“Sabía que Dios estaba conmigo”
Cuando le preguntaron sobre el hecho de que no pudo celebrar la Misa durante más de 400 días, dijo: “Para mí, no fue tan malo como podría haber sido, porque me di cuenta de que no había manera en la tierra de que esto sucediera. Tenía que llevarlo lo mejor que pudiera. Sabía que Dios estaba conmigo…”.
“Las autoridades de la prisión”, relató, “fueron amables conmigo y me dejaron tener mi breviario desde la primera noche. Tenía una Biblia. Rezaba constantemente, comulgaba una vez a la semana. Obviamente, me perdí decir la Misa… especialmente para las fiestas… Pascua, Navidad, Semana Santa, Pentecostés…”. Incluso mencionó divertidamente que los domingos por la mañana a veces veía algunos sermones evangélicos protestantes y los criticaba.
Cuando se le preguntó si después de todo ello, ve esta experiencia como una gracia, dijo: “Dios escribe en renglones torcidos”.
En el libro, el cardenal señaló que cada día rezaba por las víctimas de abusos. Preguntado si en su opinión, la Iglesia reza lo suficiente por las víctimas de abusos, y qué podría hacer mejor la Iglesia en este sentido, sugirió que hasta cierto punto, esto depende de dónde. “En Australia”, expuso, “hay un renovado énfasis en ello después de la Real Comisión”.
Subrayando la necesidad de disponer de servicios de asesoramiento y de reparación financiera, el cardenal también se refirió a las numerosas víctimas que han mantenido su fe.
“Lo sé porque muchos me escribieron”, compartió: “Muchos no son hostiles a la Iglesia a pesar de las cosas que se les ha hecho”.
Afirmando que “tenemos que hacerlo lo mejor posible”, el prelado resaltó que “en general, estamos avanzando en una dirección positiva”.
“Un punto es importante: En Australia, rompimos el espinazo al asunto, deteniendo estos problemas a mediados de los 90. Casi ninguno de los casos se produjo en este siglo. La mayoría fueron antes de los 90”.
Humo sin pruebas de fuego
Associated Press preguntó acerca de una reciente entrevista donde el cardenal quizás hizo una conexión entre su procesamiento en Australia y su trabajo en el Vaticano sobre las reformas financieras.
“No tenemos pruebas de una conexión en este sentido de que el dinero de Roma fuera usado para pervertir en algún sentido la causa de la justicia. Nunca he afirmado eso. Y he hecho todo lo posible para dejarlo bien claro”.
“Lo que podemos decir es que uno de los monseñores que ha sido acusado -según los periódicos romanos, estas historias empezaron en Roma- ha dicho que ha visto pruebas de que el dinero provenía de Roma”.
“Yo mismo estoy bastante seguro”, continuó el cardenal Pell, “de que el dinero fue de Roma a Australia en ese tiempo. Pero no tengo pruebas de dónde terminó. Por lo tanto, he dicho que hay pruebas, pero no hay pruebas. Otra imagen que he usado es que hay humo, pero no tenemos pruebas de fuego…”.
Alguien preguntó sobre sus más deprimentes y buenos recuerdos durante su “retiro”.
Bromeando, indicó: “Tengo algo de sangre irlandesa, así que empecemos por lo más deprimente”. Pell considera que esto “fue que los jueces del Tribunal Supremo de Australia dijeran que yo era culpable. La sensación era que la fiscalía lo había hecho muy mal, ya que no tenían pruebas”.
“Había muchas cosas buenas: El maravilloso apoyo de mi familia y amigos, las cartas que recibí, también de otros prisioneros. Había un asesino en serie a mi lado y me deseó lo mejor el día de mi apelación… La gente me envió muchos artículos, muchas cosas intelectualmente estimulantes. El capellán hizo un trabajo maravilloso y ha estado en las cárceles durante 25 años”.
Otro periodista preguntó si había algo que echaba de menos o que recordara con cariño de su retiro.
“Hmmm… interesante pregunta… Bueno…. Solía cerrar cada noche con una taza de té de manzanilla y dos filas de chocolate Cadbury. Y ciertamente disfrutaba de eso”.
Cuando un periodista australiano le preguntó si consideraría la posibilidad de presentar demandas contra el Estado de Victoria, y contra los medios de comunicación australianos por difamación, Pell confesó: “Me estás poniendo ante una serie de tentaciones”.
“La respuesta corta”, explicó, “es no”. “No vamos a hacer eso. Me han dicho que las posibilidades de éxito de obtener una compensación del Gobierno son muy poco probables… Así que la respuesta larga y corta es no”.
Otro australiano preguntó si Pell cree que la policía de Victoria fue engañada o descuidada.
“Honestamente, no lo sé. Probablemente un poco de ambas cosas”, respondió, y prosiguió: “Las cosas fueron descuidadas en el mejor de los casos”.
Cuando le preguntaron si volvería a Australia, el cardenal dijo sin dudarlo: “Por supuesto, volveré. Volveré todos los años”. Remitió a algún periodo muy agradable en Australia desde su calvario.
Entre algunos recuerdos de la cárcel, indicó haber visto el Tour de Francia. “Lo disfruté mucho. La campiña francesa es hermosa. Perdí mucho peso. La comida era bastante buena, pero las porciones eran mucho más de lo que necesitaba”. Señaló que era al estilo inglés, con mucha carne, almidones y tres verduras de tres colores.
“El punto culminante fue un pastel de carne, (especialidad inglesa). Poder comer eso cuando salí del gimnasio, fue bastante maravilloso”.
Un periodista señaló que en la página 191, se mencionan acertados nombramientos del presidente Trump a la Corte Suprema de los Estados Unidos.
“Trump”, subrayó, “es bastante controvertido”, señalando que incluso expuso una vez que puede ser un “poco bárbaro”.
Sin embargo, continuó, ha hecho “algunos espléndidos nombramientos a la Corte Suprema y muchos otros nombramientos”.
Llamando al presidente Trump un presidente “inusual”, el cardenal australiano sostiene que “fue inusual también porque cumplió sus promesas: la economía siguió avanzando, candidaturas adecuadas, no entró en ninguna guerra, incluso envió una tarjeta de Navidad. ¿Puedes imaginarte eso?”.
Expresando su agradecimiento a Trump por apoyar la Marcha por la Vida y la vida, el cardenal Pell apuntó: “luchó por mantener los valores cristianos en la vida pública”.
“En general, creo que Trump ha contribuido positivamente a la causa cristiana”, manifestó.
Por otro lado, el purpurado admitió, “No estoy seguro de que esté siendo suficientemente respetuoso del proceso político. No es poca cosa debilitar la confianza pública en las grandes instituciones”.
El cardenal George Pell, anteriormente arzobispo de Sydney (2001-2014) y de Melbourne (1996-2001), Australia, fue nombrado en 2014 por el Papa Francisco como prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano. También fue miembro del Consejo de Cardenales del actual Pontífice.
El pastor obtuvo la licenciatura en Sagrada Teología en la Universidad Urbanianum de Roma y el doctorado en Teología en la Universidad de Oxford. Sus libros anteriores incluyen Test Everything y Issues of Faith and Morals.
El “Diario de la Cárcel” del cardenal contiene sus reflexiones no solo sobre el dolor de ser falsamente acusado y encarcelado injustamente, sino también sobre el significado del sufrimiento en la vida de un cristiano y el mandato divino de perdonar a los enemigos.
Traducido por Nicolás J. López