Enrique Villegas
(Zenit 01.05.2021) Fue en 2016 que el Papa nombró como su embajador en México al obispo de origen italiano Franco Coppola. El diplomático venía de una experiencia en nunciaturas de países africanos como República Centroafricana o Chad.
Familiarizado con el país tras cinco años en él, el pasado 23 de abril de 2021 el nuncio visitó una de las zonas más peligrosas del país: Michoacán. Concretamente se desplazó a Aguilillas (diócesis de Apatzingan), una localidad en la que los carteles de narcotraficantes han perjudicado más a la población lugareña quitándoles incluso la posibilidad de trasladarse de una comunidad a otras por víveres.
La presencia del Nuncio contrastó con la ausencia casi permanente de la policía. Durante el tiempo que el Nuncio estuvo en Aguilillas los narcotraficantes hicieron tregua. La población del lugar acogió con mariachis al visitante y tuvo lo que necesitaba: un poco de consuelo y visibilidad para contrastar la acción de la Iglesia con relación a la del gobierno estatal y federal.
“La visita del nuncio vino a traernos una paz que necesitábamos, un apoyo espiritual; como un hombre de fe y como diplomático, sus palabras muy precisas y justas ayudaron en mucho para tomar conciencia de la situación que estamos viviendo acá”, dijo el párroco del lugar, el P. Gilberto Guevara a la revista Vida Nueva.
Por su parte el arzobispo Franco Coppola dijo que su “visita no viene a desafiar nadie ni a regañar a nadie; vine solo a hacer sentir a esta población que la Iglesia está cerca y que no están solos ni abandonados”.
La visita del nuncio gozó de amplia cobertura por la prensa de televisión, impresa y de radio de México. De acuerdo a datos de Consulta Mitofsky de finales de 2020, la Iglesia es la cuarta institución que más confianza genera a los mexicanos.