Por: Covadonga Asturias
En Cataluña, una de las autonomías de España, un 56% de los catalanes se declara católico. El menor porcentaje de todo el reino. De este porcentaje regional apenas 1 de cada 5 acude a misa dominical. El esplendor de la Iglesia catalana de otros tiempos sumado a la pandemia y a la escasez de vocaciones y recursos para gestionar las iglesias, lleva al arzobispo de la diócesis más importante de esa parte de España a decidir cerrar no pocas de esas parroquias.
Concretamente el proyecto a corto plazo consiste en cerrar 160 parroquias de un total de 208. O viéndolo positivamente: la diócesis de Barcelona se quedará con 48 parroquias. Esas 48 parroquias serán llamadas ahora “comunidades pastorales” e integrarán dentro de su territorio parroquial a todas las que cierren.
El cierre irá siendo paulatino: se mantendrán abiertas hasta que el párroco se jubile. Esto supondrá no una fecha general para todas sino fechas variables para cada parroquia, en función del sacerdote que ahí trabaje pastoralmente.
Actualización.
El 17 de mayo la diócesis de Barcelona emitió un comunicado del cardenal Omella en el que, entre otras cosas, afirma que “La reducción de párrocos no significa la reducción de templos” sino que “Lo que se pretende es precisamente reforzar la presencia pastoral, adaptándola a las necesidades actuales y futuras, tal como se ha hecho en otras diócesis como la de Milán, con buenos resultados. Por ello, la propuesta en Barcelona sugiere agrupar todas las parroquias de la diócesis en 48 «Comunidades pastorales» de entre 3 y 6 parroquias alrededor de una parroquia central de un barrio o comarca, con el fin de facilitar una mejor coordinación, una adecuada especialización (jóvenes, acogida, formación, etc.)”.
La nota de prensa precisa también que Barcelona es la segunda diócesis que más dinero recibe por la aportación de los fieles que marcan la casilla en la declaración de la renta, sólo después de Madrid.
Al parecer la confusión inicialmente recogida en el titular que hemos querido dejar se desprende de la falta de explicación sobre qué se entiende por “comunidades pastorales”.