Por: P. Antonio Rivero, L.C.
Domingo 24 del Tiempo Ordinario
Ciclo B
Textos: Is 50, 5-9; St 2, 14-18; Mc 8, 27-35
Idea principal: ¿Quién es Jesús en verdad y cuál es su misión?
Síntesis del mensaje: Hoy leemos la primera confesión clara de Pedro: “Tú eres el Mesías”. Al final escucharemos, después de haber pasado Cristo por su pasión, muerte y resurrección, la sorprendente afirmación del centurión romano: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, ¿quién es Jesús para muchos? Aquí tenemos diversas respuestas que se han dado a lo largo de los siglos. Los judíos: “Es un samaritano” (Jn 8.48). Los samaritanos: “eres el verdadero salvador del mundo” (Jn 4,42). Los fariseos: “Es un comilón y borracho” (Mt 11,19). Natanael: “Tú eres el Hijo de Dios” (Jn 1, 49). Sacerdotes y fariseos: “es un mentiroso” ( Mt 27,63). Juan Bautista: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). Andrés: “Hemos encontrado al Mesías” (Jn 1,41). Gente: “Está loco” (Jn 7,20). Tomás: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28). Parientes: “No está en sus cabales” (Mc 3,21). Mahatma Gandhi, artífice de la independencia de la India en 1947: “Jesús es la figura más grande de la historia”. El poeta hindú Tagore: “Si los cristianos fuerais como vuestro maestro, tendríais ya la India a vuestros pies”. Ibn Arabí, filósofo, teósofo y místico musulmán: “Aquel cuya enfermedad se llama Jesucristo ya no se puede curar”. Jean Fernoit (periodista): “Durante largo tiempo he creído que Jesucristo era hijo de Dios, Dios mismo. Ahora no estoy seguro. Pero poco importa. Ningún hombre jamás ha hablado ni amado como él. Él nos ha dicho que estaba en cada uno de nosotros, pero esto no llego a creérmelo todavía”. Eddy Merck, ciclista belga: “Deseo dar a conocer a Jesús a todos aquellos que no le conocen. Para mí Cristo tiene una presencia continua en toda mi vida. Creo profundamente en Él, en su historia y en su divinidad”. K. Rahner, uno de los teólogos católicos jesuitas más importantes del siglo XX: “Cristo es la respuesta total a la pregunta total del hombre”. Luis Fernández: “soy lo que soy, porque he encontrado en Jesucristo la fuente de dos grandes valores de mi vida: la libertad y el amor”. El escritor ruso Dostoievski: “No hay nada más hermoso, más profundo, más amable, más razonable, más valiente, más perfecto que Cristo, y me digo a mí mismo con amor celoso que no puede haber nadie más perfecto”.
En segundo lugar, Jesús ¿quién dice ser él mismo? Todo menos triunfalista, charlatán, ganador de votos y carrerista, como algunos políticos y eclesiásticos. Él se definió así, como escribí en mi primer libro sobre Jesucristo: “Yo soy el Camino, la Verdad, la Vida, la Resurrección, la Luz del mundo, el Buen Pastor, la Puerta de las ovejas, el Pan de vida, la Vid verdadera, Rey de los corazones”. Los apóstoles recibieron de Jesús una buena reprimenda, porque no le entendían. Aún resuena en nuestros oídos lo que le dijo a Pedro: “¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!”. Ser como Satanás significa que Pedro, sin quererlo, le estaba tentando a Jesús a que no aceptase el plan de Dios, sino que siguiera las apetencias humanas que buscan el éxito, el aplauso y la victoria. El camino de Jesús era la cruz. A los apóstoles no les entraba en la cabeza que su Maestro, el Mesías, pudiera fracasar. Tenemos que aceptar a Cristo no sólo como Mesías, sino también como el Siervo que se entrega por los demás, que afrontó la humillación, los golpes, los escupitajos, la corona de espinas, los ultrajes, como nos dice Isaías hoy en la primera lectura, prefigurando a Cristo como el Siervo de dolor. Hoy Jesús condenó el triunfalismo de Pedro y, al condenarlo, condenó el triunfalismo de la Iglesia Licinio-constantiniana y de los cristianos y jerarcas triunfalistas.
Finalmente, y ¿quién es Jesús para nosotros? Cada uno de nosotros ha hecho o está haciendo la propia experiencia de Cristo. Cada uno de nosotros debe responder a esta pregunta que nos hace hoy Jesús. ¿Médico, Amigo, Maestro, Pastor, Agua viva, Pan de vida eterna, Señor de nuestra vida, Juez supremo, Redentor de nuestros pecados? Lo que tiene que quedar bien claro es esto: no hay en todos los libros sagrados inspirados por Dios ni otro mesías que el doliente de los profetas ni otro Jesús que el nacido para la vejación, la cruz y la resurrección ni otra Iglesia que la fundada para el servicio y salvación de los hombres ni otro cristiano que el imitador de Cristo. Querer una Iglesia triunfalista es desnaturalizar, secularizar y socializar la Iglesia. Mundanizar la Iglesia, diría el papa Francisco. Tenemos que convencernos que el triunfalismo es antievangélico. Tachemos de nuestra agenda toda altivez y empaque religioso, y vivamos humildes, alegres y firmes en la fe mesiánica proclamada por Cristo en el evangelio de hoy, no por Pedro, a quien Cristo tuvo que llamarle fuertemente la atención.
Para reflexionar: ¿Me gusta sólo que Cristo me lleve al Tabor, donde está el resplandor y la luz? ¿O también acepto que me invite y me lleve al Calvario, para acompañarle en la gran empresa de la Redención, aunque tenga que sudar sangre? ¿Qué concepto tengo de Cristo y de Iglesia: triunfalista o humilde?
Para rezar: JESÚS, hijo de María y de José, hermano y salvador nuestro: Un día preguntaste a tus discípulos qué se comentaba de Ti, cuál era la opinión acerca de tu persona. Y, si juzgamos las respuestas, muchos no te conocían de verdad. Sólo Pedro, el futuro primer Papa, dio la respuesta buena: TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS VIVO. Aún hoy, son tan variadas las ideas sobre tu persona, que se podrían escribir miles de libros y de teorías. Pero a nosotros, lo que nos preocupa
es llegar a conocerte mejor para amarte más. Sabemos que no eres un mago, ni un brujo, sino alguien muy superior a ellos; aunque a veces, no podemos negarlo,
hemos corrido con ellos. Nuestro sincero deseo es experimentar tu Amor Y trasmitírselo a nuestros hermanos. Ojalá nos quieras iluminar con tu Espíritu Santo,
y que nosotros, tus hermanos, podamos decir con los labios, y manifestar con nuestros hechos que TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS VIVO.