Por: Valentina di Giorgio
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 24.09.2021).- el sínodo de los obispos de la Iglesia católica de Cilicia de los Armenios en Líbano eligió a Su Beatitud Raphaël Bedros XXI Minassian como su nuevo patriarca. Hasta antes de su elección, el ahora patriarca era arzobispo titular de Cesarea de Capadocia de los Armenios y fungía como ordinario para los fieles armenio-católicos de Europa Occidental.
Nacido en Beirut el 24 de noviembre de 1946, realizó sus estudios eclesiásticos en el seminario patriarcal de Bzommar (1958 a 1967) y también estudio teología y filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana, además de estudios de postgrado en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma. Fue ordenado sacerdote en junio de 1973 y, además de párroco en Beirut, fue profesor de liturgia armenia y también trabajó pastoralmente en Nueva York. Posteriormente fue juez en el Tribunal eclesiástico de la Iglesia Armenia en Beirut. En 2016 conoció al Papa Francisco cuando este realizó su viaje apostólico a Armenia.
El Sumo Pontífice le concedió la Comunión Eclesiástica (que significa que aunque con un rito diferente -el armenio-católico- está en comunión con la Iglesia), la cual reproducimos a continuación:
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A Su Beatitud Raphaël Bedros XXI Minassian
Patriarca de Cilicia de los Armenios
He recibido la carta con la que Vuestra Beatitud me ha informado de que hoy habéis sido elegido Patriarca de Cilicia de los Armenios por el Sínodo de los Obispos, solicitando la concesión de la comunión eclesiástica.
Deseo unirme a la alegría de los hijos e hijas de esa Iglesia y de la Iglesia universal, que tanto han acompañado con sus oraciones a los obispos reunidos primero en el Líbano, a comienzos del verano, y en estos días en Roma, en el Pontificio Colegio Armenio. Cada miembro del santo pueblo de Dios armenio católico esperaba a su Pastor, para ser conocido por él, llamado por su nombre y guiado por la palabra fuerte y mansa del Evangelio.
La elección de Vuestra Beatitud ha tenido lugar en un momento en el que las personas están especialmente probada por diversos retos. Pienso en los sufrimientos de Siria y del Líbano -países en los que está presente la Iglesia de Cilicia de los Armenios-, así como en la pandemia, que en muchas partes del mundo está aún lejos de ser superada. Todos los hombres de buena voluntad, especialmente los cristianos, están llamados a ser vecinos y hermanos, superando la indiferencia y la soledad. Incluso bajo los diluvios de la historia y en los desiertos de nuestro tiempo, podemos y debemos caminar hacia el Crucificado y el Resucitado.
Conocemos al pueblo armenio como experto en el sufrimiento, por las numerosas pruebas a lo largo de los más de 1.700 años de historia cristiana, pero también por su inagotable capacidad de florecer y dar frutos, a través de la santidad y la sabiduría de sus santos y mártires, la cultura de sus doctores y pensadores, el arte que sabe tallar en la roca el signo de la Cruz como un árbol de la vida, testigo de la victoria de la fe sobre toda fuerza adversa en el mundo.
La Iglesia que Vuestra Beatitud ha sido llamada a guiar está plenamente involucrada en las vivencias del pueblo armenio, custodiando su memoria y sus tradiciones, y al mismo tiempo está profundamente vinculada al Sucesor del Apóstol Pedro: Le encomiendo el cuidado de las jóvenes generaciones, la promoción de las vocaciones, la sabia armonía que debe saber encontrar entre las diferentes instancias de vuestra comunidad, como las Hermanas de la Inmaculada Concepción, la Congregación Mekhitarista y el Instituto del Clero Patriarcal de Bzommar, así como muchos de vuestros hijos e hijas que se formaron y viven en el seno de la Iglesia latina, pero son muy conscientes de su pertenencia armenia.
Sean vuestra guía, vuestro ejemplo e intercedan por vosotros la Santísima Madre de Dios y los santos de vuestra tradición, especialmente San Gregorio de Narek, a quien tuve la alegría de proclamar Doctor de la Iglesia: que nos muestren sobre todo el camino de la auténtica fraternidad y del diálogo ecuménico con nuestros hermanos de la Iglesia Apostólica Armenia.
Que la Iglesia Patriarcal de Cilicia de los Armenios, guiada por Vuestra Beatitud junto con los obispos del Sínodo, siga avanzando en estas primeras décadas del tercer milenio.
Como Sucesor del Apóstol Pedro, llamado a confirmar a los hermanos en la fe, os concedo de buen grado la comunión eclesiástica solicitada, según la Tradición y las normas vigentes, transmitiéndoos mi abrazo de paz y mi bendición apostólica.
Roma, San Juan de Letrán, 23 de septiembre de 2021
Francisco