Card. Jorge Urosa Savino, arzobispo emérito de Caracas. Foto: Archivo.

Muere el arzobispo emérito de Caracas: este es bello testamento espiritual

Por: Enrique Villegas (ZENIT Noticias / Caracas, 24.09.2021).- Con el fallecimiento del cardenal Jorge Urosa, arzobispo emérito de Caracas, son ya dos los cardenales fallecidos por coronavirus. Desde el inicio de la pandemia, un total de 21 cardenales se han infectado de COVID19. El otro […]

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Por: Enrique Villegas

(ZENIT Noticias / Caracas, 24.09.2021).- Con el fallecimiento del cardenal Jorge Urosa, arzobispo emérito de Caracas, son ya dos los cardenales fallecidos por coronavirus. Desde el inicio de la pandemia, un total de 21 cardenales se han infectado de COVID19. El otro cardenal fallecido es el emérito de Río de Janeiro: card. Eusébio Oscar Scheid, fallecido el pasado 13 de enero de 2021).

La muerte del cardenal Urosa aconteció este jueves 23 de septiembre en la capital venezolana. Fue creado cardenal por Benedicto XVI en 2006 y participó en el Cónclave que eligió al Papa Francisco.

Por su interés y valor espiritual, reproducimos a continuación el así llamado “testamento espiritual” de este pastor. El texto data del pasado 28 de agosto y fue hecho público por la Conferencia Episcopal Venezolana.

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Declaración de amor a Dios, a la Iglesia y al pueblo venezolano

Card. Jorge Urosa Savino, arzobispo emérito de Caracas

“…en este momento ante la eventualidad de tener que pasar a terapia intensiva por un agravamiento de mi situación, he querido recibir los santos sacramentos, y al mismo tiempo hacer una breve declaración de amor a Dios y amor a la Iglesia, y de amor al pueblo de Venezuela.

Por supuesto, me siento inmensamente feliz de haber sido sacerdote, vivir mi vocación con gran ilusión. He tenido la fortuna y la bendición que Dios me ha llevado por caminos insospechados de servicio, y de altísimas responsabilidades en la Iglesia que agradezco en el alma. Pido perdón a Dios y a todos mis hermanos por las faltas que haya podido haber cometido, especialmente por las faltas de omisión. Nunca he querido hacerle mal a nadie, y siempre he procurado actuar buscando la gloria de Dios, y el bien de la Iglesia y de las almas, y de las personas involucradas; espero pues, que eso se me tenga en cuenta.

También, expreso mi gran afecto al pueblo venezolano y mi entrega absoluta a su libertad, a sus instituciones, a la defensa de los derechos del pueblo frente a los atropellos que se hayan cometido por parte de los gobiernos nacionales. Y en esa actitud, he estado siempre también actuando, no por odio, ni por rencor, sino por defensa de la libertad, de la justicia y de los derechos del pueblo venezolano. De manera pues que espero que Venezuela salga de esta situación tan negativa.

Le expreso a Dios, mi gratitud, y le pido a Dios perdón por todas mis fallas tanto de omisión como de actuación, y le pido a Dios que bendiga a nuestra Iglesia de Caracas, a nuestra Iglesia de Venezuela, que bendiga a nuestro clero, y a nuestro episcopado, con quienes siempre he estado en profunda y estrecha comunión, independientemente de las opiniones diversas que haya podido haber entre diversas tendencias del episcopado venezolano. El episcopado venezolano es uno solo, y yo he servido siempre con un gran espíritu de colegialidad. Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a conservarnos siempre así.

Con relación a mi trabajo por el pueblo de Venezuela, ha estado siempre guiado por un inmenso amor patriótico al pueblo sencillo, humilde; al pueblo valioso, al pueblo culto, al pueblo inteligente, al pueblo académico; a todos los sectores del pueblo de Venezuela, sin exclusión ninguna; y por supuesto, en la línea de la Constitución Nacional, que nos propone los derechos inalienables que no pueden ser conculcados por ningún gobierno.

En ese sentido, me he unido siempre a los llamados de la Conferencia Episcopal, a la cual expreso mi comunión, y con la cual he actuado siempre buscando el trabajo positivo por el bien de la Iglesia y por el bien del pueblo. Y le pido a Dios que nos bendiga y que conserve nuestra unidad episcopal; que no nos  dejemos llevar por ilusiones vanas, que no caigamos en las trampas que nos puedan presentar algunas iniciativas negativas, y que busquemos siempre la gloria de Dios, la evangelización del pueblo que es lo más importante.

A nosotros lo que nos interesa sobre todo, es que el pueblo venezolano ame, tenga fe y sirva a Jesucristo que es el Camino, la Verdad, y la Vida, el único en el cual encontramos la salvación y el perdón de los pecados. Bajo esa línea fundamental, realicemos todas nuestras acciones tanto del punto de vista pastoral, como del punto de vista social y administrativo. Que la Conferencia Episcopal tenga a Jesucristo como su Jefe, como su Guía, como su Maestro y como Aquel a quien debemos rendir honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Card. Jorge Urosa Savino
Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Caracas

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Redacción Zenit

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