Por: Jorge Enrique Mújica, LC
(ZENIT Noticias / Roma, 20.10.2021).- ¿Estás casado(a) por la Iglesia? ¿Sabías que cada día puedes ganar media indulgencia plenaria besando tu anillo de bodas (también conocido como alianza) y rezando una sencilla oración?
La iniciativa no es reciente. De hecho, es de 1959. El Papa Juan XXIII notaba ya entonces cuán atacado era el matrimonio. Sabía también de dónde venían los ataques (del demonio) así que ante un enemigo espiritual también eran espirituales las armas para protegerlo.
Y fue así que pidió a la Penitenciaria Apostólica que actuará y fue así que la Penitenciaria actuó con un decreto titulado “Ad amorem” del 23 de noviembre de 1959. El decreto -corto y muy bello- decía:
[1.–] Para favorecer el amor y la fidelidad conyugal, sobre todo en este tiempo, en que los derechos naturales y divinos del matrimonio son tan frecuentemente atacados, S.S. Nuestro Señor Juan, por la divina Providencia, Papa XXIII […], tiene a bien conceder benignamente que: los cónyuges que al besar el anillo matrimonial –individual o simultáneamente– recitaran la siguiente invocación: “Únenos, Señor, para que, amándote a Ti, nos amemos nosotros y vivamos según tu santa ley” o cualquier otra similar, puedan conseguir Indulgencia parcial de 300 días conforme a las condiciones previstas [AAS 51 (1959), 921].
Todo bien hasta aquí, ¿cierto? Pero alguno se preguntará: ¿y qué es una indulgencia parcial? Como su nombre da idea, si hay una indulgencia parcial debe ser que también hay una plenaria. Y en efecto, así es. La indulgencia parcial disminuye las deudas con Dios por razón de nuestros pecados mientras que la indulgencia plenaria totalmente las quita.
La generosidad, bondad, amor y sabiduría de la Iglesia es tal que ahora cada vez que veas tu anillo podrás, además de besarlo, obtener un bien espiritual para tu alma. Bien que, dicho sea de paso, puedes aplicar por ti o por un conocido, familiar o amigo ya difunto.