Por: Diego López, LC
Entradilla: “Cuidarse de los hipócritas y mirar a la pobre viuda”. Este es el remedio espiritual que el Papa Francisco aconseja contra la hipocresía.
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 07.02.2021) El Papa Francisco, en el Ángelus de este domingo, habló sobre la hipocresía como una “peligrosa enfermedad del alma” y nos ofreció medios para identificarla y también para sanar.
1) El culto de la apariencia
El Santo Padre ofreció varios ejemplos para identificar algunos modos en que la hipocresía puede manifestarse en nuestras vidas. En primer lugar, “el culto de la apariencia, de la exterioridad, el cuidado exagerado de la propia imagen” que esconde una actitud de querer doblegar la fe a los intereses personales.
2) El mal del clericalismo
Criticó nuevamente el clericalismo como una expresión de esta hipocresía de “estar por encima de los humildes” y “sentirse perfecto”.Jamás debe usarse el propio puesto de autoridad para “aplastar a los otros”, afirmóenérgicamente el Papa, ni en la Iglesia ni en la sociedad.
3) El remedio: mirar a la viuda para sanarse de la hipocresía y del poder del dinero
El remedio para curar esta enfermedad es “mirar a la pobre viuda”, porque “No tiene miedo de perder lo poco que tiene, porque confía en lo mucho de Dios”, dijo el Papa, y esto permite liberar lo sagrado de los vínculos con el dinero. “Jesús ya lo había dicho en otro lugar: no se puede servir a dos señores. O sirves a Dios -y pensaríamos que dijese «o al diablo», no- o a Dios o al dinero. Es un amo y Jesús dice que no debemos servirle”, sentenció el Santo Padre advirtiendo de la seducción del dinero.
Tres nuevos mártires de la Guerra Civil Española (1936-1939)
Finalmente, el Papa Francisco pidió oraciones por varias desgracias internacionales y refirió la proclamación de tres santos mártires de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos en Manresa, España, asesinados durante la persecución religiosa en la Guerra Civil Española (1936-1939). Los nombres de los nuevos beatos son Benet de Santa Coloma de Gramenet, Josep Oriol de Barcelona y Domènech de Sant Pere de Riudebitlles. Dijo que son un ejemplo de lo que significa “permanecer fiel a la propia vocación, también en el momento de la prueba”. Como es habitual despidió con su “Buon pranzo e arrivererci” (buena comida y hasta luego).