Salvavidas. Foto: Gerd Altmann (archivo)

No tener miedo a la crisis: dos reflexiones del Papa para matrimonios

“La crisis nos ayuda a crecer, y de lo que debemos cuidarnos es de no caer en el conflicto, porque cuando caes en el conflicto cierras tu corazón y no hay solución al conflicto o apenas. En cambio, la crisis te hace «bailar» un poco, te hace sentir mal por momentos, pero puedes salir de la crisis, siempre y cuando salgas mejor»

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 09.02.2021).- El pasado 6 de noviembre el Papa recibió en audiencia a matrimonios de la comunidad Retrouvaille que ayudan a matrimonios en crisis. O cómo se definen ellos: una esperanza cristiana para matrimonios en crisis. En el discurso, el Santo Padre invitó a no espantarse por las crisis pues “La crisis nos ayuda a crecer, y de lo que debemos cuidarnos es de no caer en el conflicto, porque cuando caes en el conflicto cierras tu corazón y no hay solución al conflicto o apenas. En cambio, la crisis te hace «bailar» un poco, te hace sentir mal por momentos, pero puedes salir de la crisis, siempre y cuando salgas mejor. No podemos salir igual: o salimos mejor o peor. Esto es importante. Y difícilmente podemos salir solos de la crisis, siempre debemos salir todos en crisis. Me gusta esto. ¡No tengas miedo de la crisis, ten miedo del conflicto!”.

Ofrecemos a continuación los dos puntos sobre los que el Papa se detuvo partiendo del presupuesto anterior de la crisis.

1. Crisis como oportunidad

Nos hemos detenido a reflexionar sobre esta palabra muchas veces en este período pandémico. Y yo me encuentro en vuestra experiencia, que invita a considerar la crisis como una oportunidad, sí, una oportunidad dolorosa pero una oportunidad, en este caso una oportunidad para dar un salto cualitativo en la relación.

Crisis y heridas

(…) Las crisis de las personas producen heridas, producen lágrimas en el corazón y en la carne. (…) Las heridas son un don precioso tanto a nivel personal como eclesial. Hoy hay una gran necesidad de personas, de esposos que sepan dar testimonio de que la crisis no es una maldición, es parte del camino y constituye una oportunidad.

Crisis como oportunidad (también para clérigos)

Y también nosotros, sacerdotes y obispos, debemos recorrer este camino, mostrar que la crisis es una oportunidad. De lo contrario, seríamos sacerdotes u obispos encerrados en nosotros mismos, sin un diálogo real con otras personas. Siempre hay una crisis en el diálogo real. Pero para ser creíble es necesario haberlo experimentado. No puede ser un discurso teórico, una «exhortación piadosa»; no sería creíble. (…) Tú das testimonio de vida. Has estado en crisis, has resultado herido; gracias a Dios y con la ayuda de hermanos y hermanas estás curado; y has decidido compartir tu experiencia, para ponerla al servicio de los demás. Gracias por esto porque es un gesto que hace crecer y madurar a otras parejas.

2. Acompañar

Esto, naturalmente, concierne a los pastores, es parte de su ministerio; pero también involucra directamente a los esposos, como protagonistas de una comunidad que «acompaña». Tu experiencia da un testimonio específico. Ante la realidad de tantas parejas en dificultad o ya divididas, la respuesta es ante todo acompañar.

Y aquí nos ayuda otro icono bíblico: Jesús resucitado con los discípulos de Emaús. Jesús no aparece de arriba, del cielo, para decir con voz atronadora: «Ustedes dos, ¿adónde van? ¡Regresen!». No. Empieza a caminar junto a ellos por el camino, sin ser reconocido. Escucha su crisis. Los invita a contar, a expresarse. Y luego los levanta de su necedad, los sorprende al revelarles una perspectiva diferente, que ya existía, ya estaba escrita, pero que no habían entendido: no habían entendido que Cristo tenía que sufrir y morir en la cruz, que la crisis es parte de la historia de la salvación…

Esto es importante: la crisis es parte de la historia de la salvación. Y la vida humana no es una vida de laboratorio ni una vida ascética… como si estuviéramos inmersos en el alcohol para que no haya cosas extrañas… La vida humana es una vida en crisis, una vida con todos los problemas que vienen todos los días. Y entonces ese hombre, que era Jesús, ese caminante se detiene a comer con ellos, se queda con ellos: pierde el tiempo con ellos. Para acompañar, perder el tiempo y no seguir mirando el reloj. Acompañar significa «perder el tiempo» para estar cerca de situaciones de crisis. Y muchas veces se necesita mucho tiempo, se necesita paciencia, respeto, disponibilidad… Todo esto es para acompañar. Y lo conoces bien.

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Jorge Enrique Mújica

Licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, y “veterano” colaborador de medios impresos y digitales sobre argumentos religiosos y de comunicación. En la cuenta de Twitter: https://twitter.com/web_pastor, habla de Dios e internet y Church and media: evangelidigitalización."

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