(ZENIT Noticias / Kiev, 23.02.2022).- Las políticas discriminatorias de las autoridades rusas que ocupan Crimea y las llamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk, reconocidas por Rusia hace dos días, han dado lugar a numerosas violaciones de la libertad religiosa.
Estas violaciones cometidas en la región ucraniana de Donbass, controlada por grupos armados bajo el mando de la Federación Rusa, han incluido detenciones y encarcelamientos, torturas, confiscación de propiedades, incluidas iglesias y salas de reunión, agresiones físicas y amenazas de violencia, vandalismo, multas y restricciones a las actividades misioneras, servicios religiosos, ceremonias, reuniones y la prohibición de formar grupos religiosos pacíficos. Las comunidades religiosas más afectadas son la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, antes conocida como Iglesia Ortodoxa Ucraniana – Patriarcado de Kiev, la Iglesia Grecocatólica Ucraniana, los cristianos protestantes y los Testigos de Jehová.
La iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, comúnmente conocida como iglesia Mormona, y los cristianos pentecostales han sido objeto de acoso por parte de las autoridades de la llamada República Popular de Donetsk. En la llamada República Popular de Lugansk, el principal instrumento de represión contra las comunidades religiosas es el uso indebido del procedimiento de registro. Las organizaciones religiosas que no estaban registradas a partir del 15 de octubre de 2018 se han convertido de hecho en objeto de represalias. En 2019, por ejemplo, se cortó el suministro de gas a edificios no registrados donde se celebraban servicios religiosos, con la amenaza de nuevos cortes, para limitar el acceso, también a los suministros de agua y electricidad. Posteriormente, 12 libros de la Iglesia Bautista fueron añadidos a una lista estatal de material extremista, que incluye incluso el Evangelio de Juan.
Los líderes religiosos que llevan a cabo sus actividades a pesar de no estar registrados sufren acoso y persecución. Antes de la ocupación rusa de Crimea, había unas 50 organizaciones religiosas que operaban en la península; en 2019 su número se ha reducido a nueve.
«El reto más importante para la libertad religiosa en Ucrania se refiere, por tanto, a la situación en los territorios ocupados», subrayó el director de Ayuda a la Iglesia Necesitada Italia (AIN Italia), Alessandro Monteduro. «Todo lo descrito hasta ahora ocurrió antes de la reciente crisis que ha atraído la atención internacional, lo que pone de manifiesto un doble problema: por un lado, el previsible empeoramiento de la situación en materia de libertad religiosa tras el reciente reconocimiento de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk por parte del presidente de la Federación Rusa, y por otro, la enésima constatación del desinterés generalizado por las violaciones graves de este derecho fundamental, a no ser que haya intereses políticos o económicos significativos de por medio», añade Monteduro.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada subrayó públicamente en repetidas ocasiones la necesidad de nombrar un enviado especial de Italia para la protección de la libertad religiosa. En octubre de 2021, el subsecretario Manlio Di Stefano, en respuesta a una pregunta de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados italiana sobre el mismo tema, respondió que la propuesta de nombramiento estaba siendo evaluada por la Farnesina. La AEC espera que un Enviado Especial para la Libertad Religiosa entre en funcionamiento lo antes posible en Italia, para apoyar la acción del gobierno en el delicado escenario ucraniano.