(ZENIT Noticias / Varsovia, 04.03.2022).- Una carta clara y directa es la que escribió y mandó el presidente de los obispos polacos, el arzobispo de Poznan, Stanisław Gądecki, al Patriarca Kirill en el contexto de la invasión rusa en Ucrania. Por su valor y actualidad referimos el contenido de la carta en una traducción al castellano.
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Varsovia, 2 de marzo de 2022
Su Santidad,
Muchas gracias por las palabras transmitidas en la carta del Metropolitano Hilarión de ayer. Comparto la opinión de Su Santidad de que la hostilidad hacia cualquier nación es siempre inaceptable. Todos somos hermanos, por eso percibimos cada desgracia del pueblo ucraniano o ruso como propia. Por ello, rezamos de todo corazón por la paz en Ucrania.
Sin embargo, para que nuestra oración no sea considerada una expresión de hipocresía, debe ir acompañada de acciones. Creo, Su Santidad, que usted es un hombre de paz. Nuestro Señor, Jesucristo enseñó: «Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). Por eso te pido, hermano, que hagas un llamamiento a Vladimir Putin para que detenga los combates sin sentido contra el pueblo ucraniano, en los que se está matando a personas inocentes y el sufrimiento afecta no sólo a los soldados, sino también a los civiles, especialmente a las mujeres y los niños. Un hombre puede detener el sufrimiento de miles de personas con una sola palabra: el Presidente de la Federación Rusa. Le pido muy humildemente que pida la retirada de las tropas rusas del Estado soberano de Ucrania.
Ninguna razón, ningún razonamiento, justifica la decisión de lanzar una invasión militar a un país independiente, bombardeando urbanizaciones, escuelas o jardines de infancia. La guerra es siempre una derrota para la humanidad. Como escribí en mi carta anterior, esta guerra es aún más inútil debido a la proximidad de las dos naciones y a sus raíces cristianas. ¿Es lícito destruir la cuna del cristianismo en suelo eslavo, el lugar donde se bautizó Rus?
También le pido que haga un llamamiento a los soldados rusos para que no participen en esta guerra injusta y se nieguen a cumplir órdenes que, como ya hemos visto, dan lugar a numerosos crímenes de guerra. Negarse a obedecer órdenes en una situación así es un deber moral. Llegará el momento de que estos crímenes rindan cuentas, incluso en los tribunales internacionales. Sin embargo, si alguien logra evitar esta justicia humana, existe un tribunal que no puede ser evitado. «Porque es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba el pago por las obras hechas en el cuerpo, sean malas o buenas» (2 Corintios 5:10).
Creo que muchos de los rusos enviados a la guerra son gente noble. «No sabemos a quién disparar, todos se parecen a nosotros…”, dijo uno de sus soldados. Así que le pido que les pida que vuelvan a casa lo antes posible, sin manchar sus manos con sangre inocente.
Como discípulos de Cristo, sabemos que la principal herramienta de guerra a disposición de la Iglesia son las armas espirituales. «Este tipo de espíritu maligno sólo se expulsa con la oración y el ayuno», leemos en San Mateo (Mt 17,21; Mc 9,29). En Polonia, respondiendo al llamamiento del Papa Francisco, hoy hemos declarado una jornada de oración y ayuno por el establecimiento de una paz justa en Ucrania. Le pido, Hermano, que llame a todos los hermanos y hermanas ortodoxos de Rusia a emprender un trabajo espiritual similar. Creo que el Señor Dios no permanecerá indiferente a nuestras oraciones y sacrificios. Creo que el ayuno y la oración cambian el corazón de una persona.
En Cristo el Señor,
+Stanisław Gądecki
Arzobispo Metropolitano de Poznań
Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca