Por: Fionn Shiner
(ZENIT Noticias / Kiev, 28.03.2022).- Un sacerdote misionero de Brasil, que se ha negado a abandonar su rebaño ucraniano, acoge a 30 refugiados en su parroquia mientras las bombas siguen cayendo sobre Kiev.
El padre Lucas Perozzi, que lleva en Ucrania desde 2004, explicó a la organización benéfica católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) por qué había acogido a los desplazados internos en su iglesia:
«En esta época de guerra, la gente no podía permanecer en sus casas y pasaba las noches en búnkeres y en estaciones subterráneas. Era terrible, porque estos lugares son fríos, sucios y el ambiente es muy oscuro. Estaban asustados, aterrorizados. Los que vinieron a quedarse con nosotros ahora pueden dormir toda la noche, en un ambiente tranquilo, a pesar de la guerra. Aquí hay una solidaridad fraternal, la gente se ayuda. Cuando alguien está deprimido, triste y con miedo, otro no está tan mal y ayuda».
El padre Lucas añade: «Algunas tiendas siguen abiertas, pero sus estantes se vacían cada día más. Los medicamentos también empiezan a agotarse».
El padre Lucas, sacerdote del Camino Neocatecumenal, explicó que la guerra no ha impedido que la gente reciba los sacramentos y reveló que recientemente había casado a una pareja:
«tuvimos una boda y hoy tenemos otra. La gente también viene a confesarse. Es impresionante, porque la gente viene y nos pide que les casemos, aunque saben que no podemos preparar nada elegante. No tienen ilusiones románticas, quieren vivir estos días en la gracia de Dios, como una familia. Incluso en medio de la guerra, podemos ver que Dios es amor, sigue amando a todos y cada uno de nosotros sin límites».
Desde que comenzó la guerra en Ucrania, AIN ha anunciado más de un millón de libras en ayuda de emergencia para apoyar a más de 300 sacerdotes y religiosos que atienden a los desplazados internos y a otras personas que sufren a causa de la guerra.
Al respecto, el padre Lucas dijo:
«Recibimos mucha ayuda de AIN, y no sólo ahora durante la guerra. El seminario misionero diocesano Redemptoris Mater, en el que me formé, fue y sigue siendo apoyado por AIN. Gracias a AIN pude adquirir un coche aquí en la parroquia que utilizo para el trabajo pastoral; la iglesia en la que se alojan estas 30 personas se construyó en gran parte gracias a la ayuda de la organización benéfica. Acabo de enterarme de que hemos recibido una ayuda de emergencia de AIN para continuar nuestro trabajo, ¡así que estamos muy agradecidos!»