(ZENIT Noticias / París, 13.04.2022).- Tras los resultados de la elección presidencia en Francia que han arrojado como vencedores al actual presidente Emmanuel Macron y a la líder del Partido Agrupación Nacional, Marine Le Pen, los obispos franceses han emitido una declaración de cara a la segunda vuelta de las elecciones del próximo domingo 24 de abril de 2022.
El Consejo Permanente de la Conferencia de Obispos de Francia pone sobre la mesa su declaración de enero de 2022, “La esperanza no defrauda”, a disposición de los fieles católicos y de todos los ciudadanos, para su discernimiento y la elección de su voto. Es a la inteligencia, a la conciencia ya la libertad de cada uno a los que se dirigen los obispos, con la seriedad que exigen los acontecimientos, el estado de Francia y las crisis que atraviesa el país y el mundo. Los obispos del Consejo Permanente recuerdan a los católicos la importancia de votar y de hacerlo en conciencia, a la luz del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia.
En este contexto, un comunicado del miércoles 13 de abril publicado en la web de la Conferencia Episcopal Francesa retoma un extracto del discurso del obispo Éric de Moulins-Beaufort al final de la Asamblea Plenaria de noviembre de 2022:
[El] “Domingo no elegiremos un salvador de Francia, ni un mesías, ni alguien que deba encarnar todo el bien en hacer. Habrá que elegir un líder político, hombre o mujer, el que tendrá que dirigir a nuestro país en los tiempos aún inciertos en los que avanza la humanidad, en estos tiempos especialmente inciertos de fracturas sociales, crisis sanitaria, crisis ecológica, guerra siempre posible. No tendrá solución para todo, no podrá impedir toda inmigración, no podrá inventar energías infinitamente renovables, transportables, eficientes. Tampoco podrá cambiar los corazones. Tendrá que conducirnos a todos, por el camino menos malo posible, buscando, según recomienda el texto del consejo permanente sobre las elecciones, para fortalecer nuestro impulso colectivo para elegir vivir juntos en paz. Vivir esto no es establecer el Reino de los Cielos, es simbolizarlo, y ya es orientarse, sabiendo o no, queriendo o no, hacia la reconciliación en Dios”.