Por: Enrique Villegas
(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 10.06.2022).- La pandemia no ha terminado pero las personas cada vez aprender a vivir con ella. Se nota en la vida cotidiana y quizá eso dio pie a que dos importantes diócesis mexicanas reestablezcan el precepto de la misa dominical y la posibilidad de comulgar en la boca.
A mediados del pasado mes de mayo el arzobispo de Monterrey informó a los católicos de la arquidiócesis que retiraba la dispensa de la asistencia a misa dominical. Tras reconocer y agradecer el compromiso, lucha y trabajo del sector salud y otros sectores fundamentales, Mons Rogelio Cabrera dijo que “Considerando las condiciones actuales referentes al COVID-19 y habiendo consultado de nuevo a mi Consejo Episcopal, a fin de celebrar juntos la Eucaristía, que nos mueve a encontrarnos como Familia de Dios, he decidido retirar dicha dispensa, de manera que queda vigente lo dispuesto en el canon 1247: el domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar de manera presencial en la Misa”.
Sin embargo, el Arzobispo de Monterrey anotó que “la dispensa de misa dominical continuará vigente, para aquellas personas que tienen alguna enfermedad o situación que los hace “especialmente vulnerables ante la enfermedad o quienes, en conciencia y delante de Dios, consideran que aún es muy riesgoso para ellos o su familia participar en la santa misa”.
Para mejor vivir esta nueva disposición, el también presidente del Episcopado Mexicano determinó que los sacerdotes usen mascarilla durante toda la misa (que se podrán retirar durante la homilía si los fieles están a suficiente distancia), la comunión continuará dándose en la mano y los asistentes a misa deben seguir usando cubrebocas.
Casi un mes después otra importante diócesis mexicana, la de Querétaro, levantó también la dispensa del precepto dominical. El obispo de Querétaro, Mons. Fidencio López Plaza, determinó que desde el jueves 9 de junio “termina el tiempo que se nos exoneró de la celebración del precepto dominical presencial a causa de la pandemia. Esto implica también, pasar de las casas y los lugares privados a las capillas y lugares comunitarios de celebración y de Evangelización”.
El obispo de Querétaro da un paso más pues permite que los católicos que lo deseen reciban la comunión en la boca, al mismo tiempo que mantiene “la posibilidad de poderla recibir en la mano, si algunos fieles así lo desean o si hubiera arraigo de esta práctica en alguna comunidad; velando siempre que se ofrezca y se reciba con la mayor reverencia y respeto posible, y evitando dar cabida a faltas de respeto o superstición”.