Violencia en Nigeria arrasa con los cristianos. Foto: Ayuda a la Iglesia Necesitada

Análisis sobre la masacre ignorada en Nigeria

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No parece que sea Boko Haram -el principal sospechoso «natural» de este tipo de violencia en Nigeria- el responsable del incidente. Sin embargo, esto no significa que el atentado no tenga una connotación religiosa, argumentó Ebenezer Obadare, investigador principal del Consejo de Relaciones Exteriores.

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Por: Claudio Fontana

 

(ZENIT Noticias – Oasis Center / Milán, 11.06.2022).- Por desgracia, la violencia en Nigeria no es nada nuevo, especialmente cuando las víctimas son cristianos. Sin embargo, la masacre del pasado domingo [5 de junio] en el estado de Ondo, considerado por muchos como «uno de los estados nigerianos más seguros y pacíficos», indica un empeoramiento de la crisis de seguridad en el país africano más poblado. Por eso es muy sorprendente la poca atención que los periódicos e incluso algunas revistas especializadas, como Jeune Afrique o The Africa Report, prestaron a este atentado.

Intentemos, en la medida de lo posible, reconstruir los hechos, los motivos y las consecuencias.

El domingo pasado [5 de junio], durante la misa de Pentecostés, al menos cuatro hombres armados irrumpieron en la parroquia católica de San Francisco Javier en Owo, estado de Ondo. Aunque, como escribió el Wall Street Journal, no hay un recuento oficial del número de personas que perdieron la vida en el atentado, los disparos y las explosiones habrían matado a más de 50 personas, entre ellas varios niños. Las estimaciones realizadas por testigos presenciales y recogidas por Al Yazira son aún más sombrías y hablan de 80 víctimas. Adelegbe Timileyin, diputado local, había difundido la noticia de que los terroristas también habían secuestrado al sacerdote que celebraba la misa, pero Augustine Ikwu, portavoz de la diócesis de Ondo, lo desmintió.

Hasta la fecha, nadie ha reivindicado la autoría del atentado. Desde hace varios años, Nigeria es escenario de violentos ataques contra los cristianos por parte de grupos yihadistas como Boko Haram, pero hasta ahora estas acciones se habían limitado principalmente al norte del país. Para hacerse una idea de lo «segura» que era esta zona, resulta útil una comparación con el estado nororiental de Borno, epicentro de la insurgencia de Boko Haram. Según las conclusiones del proyecto «Nigeria Security Tracker», del Consejo de Relaciones Exteriores, que tiene en cuenta todas las víctimas de la violencia, ya sea causada por el yihadismo o por las actividades de las fuerzas de seguridad o a manos de los rebeldes con pretensiones autonomistas, se han registrado 794 víctimas en el estado de Borno desde principios de año. Durante el mismo periodo, en Ondo hubo 10 víctimas (cifra anterior al 5 de junio).

Un atentado tan grave en el sur de Nigeria supone, por tanto, un aumento significativo de la capacidad de penetración de los grupos terroristas. Como muchos han señalado, se producen violentos enfrentamientos por el uso de recursos cada vez más escasos entre las comunidades de pastores fulani y las de agricultores y campesinos. Sin embargo, estos enfrentamientos se ven exacerbados por las diferencias étnico-religiosas. Los fulani son, de hecho, musulmanes, mientras que los agricultores son mayoritariamente cristianos. Sin embargo, ésta no es la única explicación posible. El estado de Ondo es fronterizo con el estado de Kogi, donde actúa la Provincia de África Suroccidental del Estado Islámico (ISWAP) (un atentado la semana pasada dejó dos muertos). ISWAP es una organización surgida de una escisión dentro de Boko Haram, con la que mantiene un violento enfrentamiento, hasta el punto de que el antiguo jefe de Boko Haram, Abubakar Shekau, murió durante un enfrentamiento militar con la rama local del ISIS.

Según Confidence MacHarry, un experto en seguridad con sede en Lagos, citado por Al-Jazeera, el ISWAP está intentando expandirse hacia el Estado de Ondo, y ahora incluso el gobierno nigeriano plantea la hipótesis -que debe tomarse con el beneficio de la duda- de que el ISWAP es la organización responsable del atentado en Owo. Durante los últimos tres o cuatro años, dijo MacHarry, las fuerzas de inteligencia nigerianas habían logrado frustrar los planes del Estado Islámico para llevar a cabo ataques a gran escala, pero ahora «bajaron la guardia», lo que hizo posible el ataque. Por lo tanto, no parece que sea Boko Haram -el principal sospechoso «natural» de este tipo de violencia en Nigeria- el responsable del incidente. Sin embargo, esto no significa que el atentado no tenga una connotación religiosa, argumentó Ebenezer Obadare, investigador principal del Consejo de Relaciones Exteriores. De hecho, es preocupante que ya no sea sólo Boko Haram quien utilice estas tácticas para aterrorizar a la comunidad cristiana local.

Además, como recordaba David Curry, presidente y director general de Open Doors, en el Wall Street Journal, la comunidad cristiana local trataba de recuperarse de la conmoción causada por la muerte a golpes de Deborah Samuel, una joven cristiana «culpable» de compartir en un grupo de WhatsApp el mensaje «Jesucristo es el más grande». Me ayudó a aprobar los exámenes». O, por citar otro caso reciente, el secuestro del sacerdote Stephen Ojapa y su ayudante, cuya suerte aún se desconoce. Por eso, dice Curry, es importante que el presidente Biden vuelva a incluir a Nigeria en la lista de países especialmente críticos con la persecución religiosa, aunque no esté nada claro qué consecuencias (probablemente ninguna) tendría esa decisión.

La traducción del original en lengua italiana fue realizado por el P. Jorge Enrique Mújica, LC, director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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