Por: Rebecca Oas
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Washington, 10.07.2022).- Suecia, junto con otros países nórdicos, ha sido durante mucho tiempo líder en el esfuerzo por crear un derecho humano internacional al aborto. Un documento de estrategia recientemente lanzado por el gobierno sueco esboza su plan para impulsar la «salud y los derechos sexuales y reproductivos» (SDSR) -incluido el aborto- en la región africana.
La estrategia estará en vigor de 2022 a 2026 y se aplica al equivalente de unos 60 millones de dólares estadounidenses al año, lo que supone un aumento respecto a la anterior asignación anual de unos 55 millones de dólares.
La financiación se utilizará para promover la SDSR y las normas sociales que la apoyen, así como para «reforzar las condiciones para una mayor responsabilidad en materia de SDSR».
Suecia se considera un líder mundial en el avance de la SDSR, un término que ha sido rechazado en las negociaciones de la ONU, ya que se entiende que contiene el aborto, así como una amplia gama de cuestiones relacionadas con la ideología de género y el concepto de «derechos sexuales». En concreto, el gobierno sueco señaló en un comunicado de prensa en el que anunciaba esta próxima estrategia que hay pocos donantes tan activos en la promoción de la SDSR en el África subsahariana.
Según la estrategia, «donde se ofrecen servicios [de salud sexual y reproductiva], predomina la atención materna, mientras que las iniciativas para prevenir y responder a la violencia sexual y de género, el acceso a los anticonceptivos modernos, el aborto seguro y legal y los esfuerzos para promover la SDSR de los jóvenes son prácticamente inexistentes».
El informe también afirma que el acceso a la educación sexual integral se ha «deteriorado». Este es otro concepto que ha sido rechazado por consenso y sigue siendo controvertido, ya que se considera que sexualiza a los niños.
Suecia fue el primer país en anunciar que tendría una «política exterior feminista» en 2014, y cuando lanzó su manual delineando la política unos años después, nombró la SDSR como una de las seis principales prioridades. Se refería explícitamente a promover «el derecho y el acceso a abortos seguros y legales».
El departamento de ayuda exterior de Suecia, Asdi, trabajó para oponerse directamente a la Política de la Ciudad de México de Estados Unidos, que fue restablecida y ampliada bajo el ex presidente Donald Trump y bloqueó la financiación de Estados Unidos a las organizaciones extranjeras que proporcionan o promueven el aborto. Suecia amenazó con retirar su financiación a cualquier organización que abandonara los proyectos relacionados con el aborto para cumplir con la política y seguir siendo elegible para la financiación de Estados Unidos, obligando efectivamente a los beneficiarios a elegir entre los dos países donantes.
Suecia también ha participado activamente en la campaña «Ella decide», que se lanzó en oposición a la Política de la Ciudad de México, y en el Foro de Igualdad de la Generación 2021, organizado por ONU Mujeres, Suecia prometió apoyo «para centrarse en las áreas descuidadas de la SDSR integral, como la atención integral del aborto».
Como se indica en un informe de Asdi, «la posición oficial de Suecia es que el acceso al aborto seguro y legal […] entra en el marco de los derechos humanos», y «aunque el derecho al aborto no está explícitamente establecido en ninguna de las convenciones de la ONU sobre derechos humanos», el informe cita opiniones de expertos y acuerdos regionales, así como la orientación de la Organización Mundial de la Salud para defender el aborto como un derecho.
En el Examen Periódico Universal (EPU), mecanismo por el que los países revisan sus respectivos historiales de derechos humanos, Suecia ha sido uno de los principales defensores del aborto y de las cuestiones de orientación sexual e identidad de género en sus recomendaciones. En el tercer y más reciente ciclo del EPU, Suecia estuvo entre los siete primeros gobiernos que instaron a otros países a liberalizar sus leyes sobre el aborto.
Habría que preguntarse, al menos, por qué un país como Suecia, que sólo tiene un 1% de población negra, se dirige al África mayoritariamente negra para el aborto y otros programas sociales que perjudican a las familias. El Papa Francisco ha calificado estos esfuerzos de «colonialismo ideológico».
Traducción del original en inglés traducido por el director editorial de ZENIT.