(ZENIT Noticias / Roma, 16.07.2022).- Las cadenas Univisión y Televisa realizaron una entrevista al Papa -la cuarta publicada por medios de comunicación en el mes de julio- sobre diferentes temas actuales de interés general. Uno de los argumentos tratados, en el contexto del fallo de la Suprema Corte sobre el aborto, es si al Papa le preocupa que días después del fallo un presidente que se denomina católico devoto (Biden) haga un llamado al Congreso para la legalización del aborto. El Papa contestó:
“Lo primero de todo, la parte jurídica del cambio de la Suprema Corte, no la estudié y no la entiendo, así que no puedo opinar si esta sentencia es mejor que la de 50 años atrás o aquella era mejor que esto. No puedo opinar porque es una cosa técnica que no la estudié. Dejo de lado eso. Sobre eso no opino. Sobre el hecho del aborto: primero, qué es el aborto. Cualquier libro de embriología nos dice que al mes de la concepción ya está el ADN y están delineados todos los órganos. Eso es ciencia pura, embriología. Los libros que estudian los chicos y las chicas en la universidad. Entonces, frente a ese dato, yo me pregunto, ¿hay una vida humana? No digo persona, vida humana. Entonces, ¿es justo eliminar una vida humana? A mí nunca me van a convencer de que cierto punto es mejor. No es mejor, porque hay que ser coherente con la ciencia, ¿no es cierto? Es un dato científico. Respecto a lo que hay aquí en Estados Unidos, si se polariza tanto, tanto, tanto […]. En principio cuando un pastor pierde la dimensión pastoral. Se crea un problema político. Cuando un episcopado pierde la pastoral, se crea un problema político. Son las dos cosas que yo diría frente al fenómeno del Estado Unidos”.
Las entrevistadoras, María Antonieta Collins y Valentina Alazraki, pasan ahora al caso particular de Nancy Pelosi evidenciando que en unas diócesis sí comulga y en otras no puede comulgar. Le dicen que en el Vaticano comulgó y a eso dice el Papa Francisco:
“Yo diría: mira, la situación pastoral no está claramente explicitada y volvería al: principio cuando se pierde la dimensión pastoral, sí que es un problema político. Y no es fácil. Pero para mí esa es la gran respuesta. Es cuando se pierde la dimensión pastoral, se crea un problema político”.
El mismo argumento ha sido tratado por el arzobispo de Kansas, Mons. Joseph Nauman, en una entrevista con Die Tagespost. El que fuera presidente del Comité pro vida de los obispos americanos refirió su posición acerca de Biden y su supuesta fe católica:
“El presidente Biden dice ser un católico devoto, pero no queda muy claro por sus acciones. En mi opinión, utiliza el rosario y su asistencia a misa para presentarse como un católico fiel. Si se observa la carrera de Joe Biden, se ve que siguió la política demócrata, no la enseñanza de la Iglesia. Se ha ido al extremo, y ahora incluso quiere utilizar todos los fondos federales para continuar con los abortos legales en los Estados Unidos. No puedo mirar en la conciencia del hombre. Pero su fe me parece que juega un papel menor. Lo que le mueve es lo que cree que es políticamente necesario para salir adelante. Me preocupa la cantidad de gente a la que está engañando. Por lo tanto, adopto la posición de que si el presidente es íntegro, debería abstenerse voluntariamente de recibir la comunión”.
A continuación, sobre si debe ser excluido de la comunión eucarística, el arzobispo de Kansas dice que es algo en manos del obispo local. Y cuando se le interroga sobre la comunión de la congresista Pelosi en el Vaticano y la opinión del Papa (referida en buena medida líneas arriba) contesta Mons. Nauman:
“Creo que el Papa no entiende a los Estados Unidos más de lo que entiende a la Iglesia en los Estados Unidos. Sus asesores y la gente de su entorno lo desinformaron completamente. Por supuesto que debemos ser pastorales. Sin embargo, no es pastoral decirle a alguien que es un buen católico y que, por supuesto, puede recibir la Comunión cuando esa persona ha cometido un mal grave. Que el Papa recibiera a Pelosi fue explotado políticamente. Al hacerlo, Francisco está haciendo exactamente lo que advierte a los demás”.
El entrevistador pregunta explícitamente si describiría “difícil” la relación entre el Papa “progresista” y el episcopado “mayoritariamente conservador” de los Estados Unidos, a lo que el arzobispo de Kansas contesta:
“En primer lugar, los términos «progresista» y «conservador» no parecen apropiados para describir a la Iglesia. Tampoco son útiles en lo que se refiere a obispos y papas. Este es un lenguaje político que no refleja de qué se trata la Iglesia. Creo que los obispos estadounidenses han mostrado mucho respeto por el Papa Francisco. En su mayoría han aplaudido sus acciones y lo que defiende. Los obispos de este país también dan la bienvenida a su enfoque en ayudar a los pobres y los migrantes con una abrumadora mayoría. Por lo demás, creo aquí también que el Papa estaba mal informado en muchos aspectos”.
Por cuanto se desprende de ambas respuestas, en las respectivas entrevistas, se verifica una clara distinción de opiniones sobre el modo de abordar cuestiones que trascienden el legítimo interés eclesial. Este tipo de cuestiones no resultan necesariamente conflictivas desde el momento en que en la praxis general de las Conferencia Episcopales Nacionales hay obispos que difieren en el modo de abordar los tópicos coyunturales. Y eso no significa de hecho una enemistad personal. Por el contrario, permiten conocer sensibilidades que pueden estar más o menos cercanas a la realidad en la medida en que se vive más directamente en esa realidad.
Sí queda clara la posición del Papa con relación a la defensa de la vida humana, algo que en realidad ha sido una constante durante sus casi 10 años de pontificado.
En síntesis, podría decirse que en estos temas se está ofreciendo a la opinión pública dos modos de tratar un mismo asunto: a fin de cuentas, queda a la responsabilidad del obispo local la decisión definitiva. Ha sucedido ya con Pelosi y lo que pastoralmente decidió para ella el arzobispo de San Francisco.