Carta Apostólica del Papa Francisco © Vatican News

Ad Charisma tuendum: un motu proprio para el Opus Dei

Resumen: El nombramiento episcopal del prelado no figura en los Estatutos del Opus Dei. De hecho, el fundador era sacerdote, y su primer sucesor -el beato Álvaro del Portillo- sólo fue nombrado obispo al final de su mandato.

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Jack Valero

(ZENIT Noticias / Londres, 24.07.2022).- El nuevo Motu Proprio del Vaticano Ad Charisma tuendum («para custodiar el carisma») busca dar al Opus Dei un enfoque más fuerte en su carisma fundamental para ayudarle a servir más eficazmente a la labor de evangelización de la Iglesia.

Es la continuación de la Constitución Praedicate Evangelium del 19 de marzo, en el marco de su reforma de la Curia Romana. El espíritu de esta reforma, según el Papa, es «facilitar una evangelización eficaz», «promover un espíritu ecuménico fecundo» y entablar «un diálogo constructivo con todos». Así lo explicó al reducido número de cardenales que componen su consejo asesor.

Esta reforma formaba parte del mandato dado por los cardenales en las Congregaciones Generales, antes del último Cónclave, a quien ascendiera a la silla de Pedro. Consideraron urgente y necesario emprender una reforma de la Curia para poner el gobierno central de la Iglesia al servicio de su misión universal.

Una vez promulgados, los principios rectores expuestos en Praedicate Evangelium deben concretarse para las estructuras e instituciones de la Iglesia, mediante leyes y nombramientos pontificios que apliquen y pongan en práctica lo anunciado en la nueva constitución. Así, Ad Charisma tuendum se limita a aplicar la Praedicate Evangelium al Opus Dei.

Con este Motu Proprio, el Santo Padre modifica algunos de los artículos de la Bula Ut Sit, con la que su predecesor, el Papa Juan Pablo II, había instituido la Prelatura del Opus Dei. Más allá de los cambios, el Papa subraya su voluntad de «salvaguardar este carisma». Muestra su aprecio por la aportación evangelizadora del Opus Dei a la Iglesia y lo califica de «don del Espíritu recibido por San Josemaría Escrivá». Tiene «la tarea de difundir la llamada a la santidad en el mundo, a través de la santificación de los compromisos laborales y familiares».

La reforma pretende que el gobierno del Opus Dei esté «más basado en el carisma que en la autoridad jerárquica». O, lo que es lo mismo, que en línea con la reforma de la Curia, la estructura del Opus Dei esté también más al servicio de la misión. ¿Significa esto que el documento ve una contradicción entre carisma y jerarquía? No lo parece. A medida que las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre los dones jerárquicos y carismáticos se comprendan y asimilen cada vez mejor, es de esperar que quede cada vez más claro que, lejos de oponerse, en el Opus Dei son realidades complementarias.

Para que el Opus Dei «sea siempre un instrumento apto y eficaz de la misión salvífica que la Iglesia realiza para la vida del mundo», dice Francisco, utilizando las palabras de Juan Pablo II, la Santa Sede ha tomado algunas decisiones a nivel de su gobierno.

En primer lugar, ha cambiado el interlocutor del Opus Dei en el Vaticano. Antes de la reforma de la Curia, la Prelatura tenía como interlocutor directo al Dicasterio para los Obispos, que se encarga de las estructuras jerárquicas de la Iglesia, como las diócesis, las iglesias particulares, etc. Ahora el Papa ha hecho que el Opus Dei dependa del Dicasterio para el Clero, quizá porque la mayor parte de las relaciones de la Prelatura con el Vaticano se refieren a asuntos sacerdotales, aunque en realidad el 98% de sus miembros sean laicos.

El texto continúa diciendo que la Prelatura está formada por sacerdotes y laicos: «Los clérigos incardinados en ella y con la cooperación orgánica de los laicos que se dedican a las obras apostólicas», define el Motu Proprio. Esto deja claro que los laicos son tan miembros del Opus Dei como los sacerdotes, un punto que siempre ha sido clave en el carisma de la organización y en el que insistió mucho su fundador.

Por otro lado, establece que el Opus Dei presentará anualmente «un informe sobre la situación de la Prelatura y el desarrollo de su labor apostólica» a su nuevo interlocutor, como ya hacía desde 1982 con la Congregación para los Obispos, aunque entonces el informe era quinquenal.

Con el mismo objetivo de poner el acento en el carisma y no en el gobierno, el Motu Proprio estipula que el prelado no debe ser nombrado obispo.

El actual prelado del Opus Dei, en un mensaje a los miembros de la institución, aseguró que el Opus Dei acogía este Motu Proprio con «filial aceptación» y explicó que «la ordenación episcopal del prelado no era ni es necesaria para la guía del Opus Dei».

Monseñor Fernando Ocáriz añadió que «el deseo del Papa de resaltar la dimensión carismática de la Obra invita ahora a reforzar el ambiente familiar de afecto y confianza: el prelado debe ser un guía pero, sobre todo, un padre».

El nombramiento episcopal del prelado no figura en los Estatutos del Opus Dei. De hecho, el fundador era sacerdote, y su primer sucesor -el beato Álvaro del Portillo- sólo fue nombrado obispo al final de su mandato. La Santa Sede concede al prelado el título de protonotario, es decir, de monseñor, que supone el reconocimiento de pertenencia a la llamada «familia pontificia». Este título también deja claro el carácter secular del prelado y de los sacerdotes del Opus Dei, que no son religiosos consagrados (los religiosos nunca llegan a ser monseñores).

Por último, el Opus Dei deberá acometer una adaptación de sus Estatutos a la luz del contenido del Motu Proprio. Deberán ser, dice la norma, «convenientemente adaptados, a propuesta de la propia Prelatura, para su aprobación por los órganos competentes de la Sede Apostólica».

Jack Valero es el fundador de Catholic Voices. La traducción de este artículo, originalmente publicado en inglés, fue realizada por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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