(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 13.10.2022).- En el contexto del pasado Encuentro Mundial de las Familias, realizado en la Ciudad de México, ZENIT dialogó con Eduardo Verástegui sobre temas de interés particular en ese país. Le preguntamos qué opinaba sobre que el gobierno actual promueve el aborto a nivel municipal, estatal y nacional cuando en muchas clínicas no hay siquiera aspirinas u otro tipo de medicamentos básico.
Eduardo contestó que «Si el gobierno no es capaz de defender a los más vulnerables de su pueblo, a los más pequeñitos de su pueblo, a los más inocentes de su pueblo, me refiero a los que se encuentran dentro del vientre, pues entonces, ¿a quién van a defender? México se gesta en los vientres de sus madres. Si tanto nos gusta gritar una vez al año, ¡que viva México! Entonces, que viva y no que muera. Una espantosa equis para cualquier persona de gobierno o no de gobierno que promueva el asesinato del aborto», señaló.
Verástegui también invitó a ver su película sobre la «Trata de personas», cinta que próximamente se estrenará en la pantalla grande. Al respecto dijo que «también es un problema global. Entonces el problema del aborto, el problema de la trata y el problema de la ideología de género y todos los problemas que estamos viviendo hoy son problemas globales ya, no son problemas locales».
Añadió que «La lucha es en todo el mundo: obviamente yo quisiera tener una varita mágica y tocar el planeta y que se borren todos los problemas. No la tengo, no se puede, pero sí podemos hacer muchas cosas y yo desde mi trinchera, como mexicano, me toca luchar por mi país. Y también en Estados Unidos hay muchos mexicanos. Por eso a mí Estados Unidos me llama primero porque me abrió las puertas de su casa para lograr grandes sueños en mi carrera, dos porque allá pude abrir los ojos a mis 28 años, de que la vida no era lo que yo pensaba, sino la vida es servir a los demás, eso lo aprendí en Los Ángeles, California. Aunque mis padres siempre me lo enseñaron, pero fueron principios que se quedaron ahí dormidos de alguna manera. Despertaron a mis 28 años en Los Ángeles, California, y tres porque hay más de 60 millones de latinos viviendo en Estados Unidos. Hay más latinos en Estados Unidos que españoles en España, hay más latinos en Estados Unidos que canadienses en Canadá. ¡Y la mayoría de esos latinos son mexicanos! ¿Cómo no vamos a preocuparnos por nuestro pueblo también en Estados Unidos? Tengo familia viviendo allá también, entonces para mí trabajar en Estados Unidos y México es muy importante en el tema de trata pues, como lo dije, es un problema global».
Continuando con el tema de la trata, Eduardo reveló que «aunque Estados Unidos es principalmente el consumidor número uno de sexo con niños, México tristemente es su proveedor número uno, por eso estamos trabajando para que por medio de esfuerzos bilaterales le pongamos fin a esta triste realidad pues la cultura de muertes en todo el mundo».
Finalmente, conversando sobre las leyes ideológicas que están exportando a muchos países (por ejemplo sobre ideología de género y reproducción), Eduardo dijo que se trata de «leyes perversas»: «la mayoría de los padres mexicanos saben que esas leyes no van a operar en cómo educan a sus hijos, ¿no? Alguno que otro padre de familia está cayendo en la trampa, pero la mayoría de los padres de familia de México jamás van a caer en esas mentiras perversas promovidas por organismos internacionales que las quieren meter a la fuerza en todo el mundo».
Concentrándose en México dijo que «estas ideas mentirosas y perversas de destruir la pureza de los niños, el sueño de los niños y de las niñas, aquí tenemos muchos padres en México de familia que no van a permitir eso. La buena noticia es que la mayoría del pueblo mexicano es un pueblo pro vida, pro familia, pro valores y hace más ruido, obviamente, un árbol que cae que un bosque que florece. Esos árboles que caen son estos ruidosos que quieren de alguna manera terminar y destruir la familia tradicional mexicana. Eso no lo van a lograr, no lo vamos a permitir, porque somos la mayoría y la mayoría unida, jamás será vencida».