(ZENIT Noticias / Bruselas, 13.10.2022).- El obispo de Makurdi, Wilfred Anagbe, calificó la situación en Nigeria de «nada menos que una yihad revestida de muchos nombres: terrorismo, secuestros, pastores asesinos, bandolerismo, otros grupos de milicianos, etc.» en un acto celebrado en el Parlamento Europeo en Bruselas a principios de esta semana.
El obispo Anagbe, que hablaba durante un viaje a Europa organizado por la organización benéfica católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), subrayó que la religión es un factor clave en el conflicto. Afirmó que «los ataques -en particular en el estado de Benue- se parecen cada vez más a una yihad contra los cristianos».
El prelado dijo a los eurodiputados y a otras personas: «Benue es el objetivo porque la mayoría de su población ha declarado firmemente su voluntad de no ceder su fe judeocristiana, su identidad y sus valores culturales al Islam».
Dijo: «Las cifras del gobierno del Estado de Benue revelan de nuevo que, hasta junio de 2022, el Estado de Benue ha sufrido más de 200 ataques con propiedades por valor de más de 500 mil millones y cerca de 2 millones de personas desplazadas y viviendo en campamentos por todo el Estado».
En el Cinturón Medio de Nigeria, que incluye el Estado de Benue, millones de personas se han convertido en desplazados internos, en gran parte debido a los ataques de los pastores nómadas extremistas Fulani.
El obispo Anagbe continuó diciendo que «aunque el mundo exterior conoce el alcance de los asesinatos y desplazamientos de las comunidades cristianas en Nigeria, existe lo que yo llamo una conspiración de silencio».
«Sin embargo, lo que está ocurriendo ahora va más allá de la conspiración, es más bien el apoyo abierto, la ayuda y la instigación a los autores de estos actos, ya que nunca se detiene a ningún culpable», agregó.
El prelado expuso muchos de los problemas causados por la acción de los militantes en la región del Cinturón Medio, y añadió: «Muchos niños han visto truncada su educación porque sus padres, al no poder ir a sus granjas, no pueden atender sus necesidades escolares. Hay una inseguridad alimentaria palpable y existe una pérdida total de la dignidad humana, ya que hombres, mujeres y niños recurren a menudo a mecanismos inseguros para sobrevivir».
El obispo también destacó otros incidentes mortales ocurridos en el país en los últimos meses, como el secuestro de varios sacerdotes, la muerte de una joven apedreada y luego incendiada por supuesta blasfemia, y el ataque a una iglesia el domingo de Pentecostés en el oeste de Nigeria, que dejó más de 40 muertos: «Es imposible mantener el equilibrio después de presenciar la masacre de personas inocentes e indefensas ante las duras condiciones económicas, a pesar de nuestro papel como ministros de Dios. El dolor es mucho y las heridas no tienen visos de cicatrizar pronto».