Por: Dario Salvi
(ZENIT Noticias – Puerta de Oriente (Asia News) / Milán, 23.11.2022).- El tema del diálogo islámico-cristiano y en el seno del mundo musulmán, chiíta y sunita, ha resurgido a varios niveles este mes de noviembre, con ocasión de encuentros de alto nivel en los que participaron las máximas figuras religiosas. Desde el Foro para el Diálogo en Bahréin con el Papa Francisco y el imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb, hasta el Foro para la Paz en Abu Dabi con la participación de personalidades musulmanas, cristianas y judías, el camino indicado por el Pontífice en 2019 continúa, si bien con ciertos límites y obstáculos.
Recientemente, el Patriarca de Bagdad de los Caldeos, el Card. Louis Raphael Sako, subrayó que el «diálogo y la reconciliación» son necesarios para la «estabilidad y seguridad regional» y que las «divisiones» entre chiíes y suníes deben superarse mediante la confrontación «directa» y el «respeto». Desde los Emiratos también llegaron palabras inéditas de al-Tayyeb, que hizo un inusual llamamiento a la unidad: «Hago un llamamiento a mis hermanos, a los eruditos musulmanes de todo el mundo y de todas las doctrinas, sectas y escuelas de pensamiento, para que promuevan el diálogo en el seno del Islam». «Rechacemos juntos todo discurso de odio, provocación y excomunión», añadió el imán de la universidad de El Cairo, uno de los centros más autorizados del Islam suní, «y dejemos de lado los conflictos antiguos y modernos, en todas sus formas».
Asia News exploró estas cuestiones con Saad Salloum, periodista, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad al-Mustanṣiriyya, de Bagdad, y ganador de numerosos premios. A través de la Fundación Masarat, de la que es presidente, Salloum apoya el ideal del diálogo. En una entrevista con AsiaNews, subrayó que es «fundamental» que se mantenga y refuerce entre cristianos y musulmanes, pero igualmente importante es que se afirme el «diálogo interno […] entre suníes y chiíes» de forma concreta y constructiva. Una reflexión en línea con el llamamiento del imán de al-Azhar y también uno de los frutos más importantes de los viajes del Papa» en Oriente Medio. Un primer resultado de esta unidad de intenciones se vio en las protestas callejeras en Irak, en las que «jóvenes de diferentes etnias y confesiones» se unieron para manifestarse a favor de «la reforma del sistema político».
A continuación, la entrevista completa:
Pregunta: Desde Baréin hasta Abu Dabi, se celebraron importantes foros a los que asistieron, entre otros, el Papa Francisco y el imán de al-Azhar. ¿Qué valor tienen en términos de diálogo entre religiones?
Respuesta: Los foros en Bahréin y los Emiratos son una parte fundamental y complementan la visita del Papa a Abu Dhabi en 2019, el encuentro con el jeque al-Tayyeb y la firma del documento sobre la fraternidad humana, y finalmente el viaje a Irak y el encuentro cara a cara con al-Sistani en Nayaf. Estos dos últimos acontecimientos forman parte del viaje y reflejan la política del pontífice, según la cual el diálogo entre cristianos y musulmanes es fundamental, pero el diálogo dentro del Islam, entre suníes y chiíes, es igualmente importante. Y por eso también el imán de al-Azhar, cuando se reunió con Francisco en Baréin, planteó la cuestión interna entre suníes y chiíes. Poner esta cuestión en el centro de atención es uno de los aspectos más importantes de los viajes apostólicos [a Oriente Medio] y de la llamada al diálogo.
Pregunta: El Papa ha dado varios pasos hacia el mundo musulmán, fruto del entendimiento común con el imán de al-Azhar. Pero, este camino, ¿ha calado en la sociedad?
Respuesta: Por supuesto. Hoy en día hay elementos visibles en el plano social o a nivel del pueblo. La visita del Papa no es sólo un encuentro entre líderes, con al-Tayyeb o al-Sistani. Cuando su imagen aparece en la televisión o en las redes sociales, se sabe que el cristianismo y los cristianos son parte integrante de la vida [de la región]. Y ver a cristianos y musulmanes juntos al más alto nivel es un mensaje para la gente de a pie: hoy el pontífice es una especie de «héroe popular», un portador de paz y un símbolo del liderazgo religioso que tiene un impacto positivo. De cómo el clero puede ser parte de la solución y no del problema, como ocurría en el pasado.
Pregunta: Profesor Salloum, volviendo a las palabras de al-Tayyeb, ¿en qué punto se encuentran hoy las relaciones entre el Islam suní y el chií?
Respuesta: La lucha interna en el mundo musulmán está cambiando la identidad y el rostro de Oriente Medio. Tenemos dos capitales, o dos potencias regionales [Arabia Saudita e Irán], y cada una representa una de las dos interpretaciones del Islam. Hay muchas naciones involucradas en esta batalla, aunque muchas quisieran mantener una posición de neutralidad en este conflicto. El papel del Papa en este diálogo, sus visitas, son un intento de cambiar esta lucha, de empujar a los líderes políticos de estos países a pensar mil veces antes de enfocarse en la competencia. Por el contrario, deben tender puentes. Los líderes de las dos doctrinas se reunieron con el pontífice y quieren mostrar que el Islam forma parte de este nuevo mundo. Con el cristianismo y el judaísmo comparte una descendencia común de Abraham, y juntos deben sentar las bases para sostener la paz, no el conflicto. Hemos sido testigos de la destrucción de muchas naciones como Siria, Yemen, Irak, Líbano y esto es uno de los reflejos de la lucha interna dentro del Islam. La visita del Papa es una luz para encontrar una solución.
Pregunta: El patriarca Sako pidió una mayor confrontación entre los dos mundos. En su opinión, ¿deberían los suníes y los chiíes hablar más y mejor entre ellos?
Respuesta: Lo que dijo el primado caldeo y lo que yo mismo he repetido muchas veces en la televisión iraquí y libanesa, en universidades y congresos, y con el trabajo de nuestra fundación Masarat, es precisamente apoyar este diálogo interno. Es una premisa, una introducción a la confrontación con otros credos. Las palabras del Papa y del patriarca [y la invitación del imán de al-Azhar] son lo que necesitamos para cambiar la realidad de Oriente Medio a nivel social, político, cultural y religioso.
Pregunta: ¿Cómo definiría la realidad iraquí actual desde la perspectiva del diálogo interno?
Respuesta: Despué del ISIS y la destrucción de Mosul, Sinjar, la llanura de Nínive y los crímenes yihadistas contra la humanidad, tras el genocidio yazidí, el pueblo iraquí ha empezado a reflexionar y a preguntarse cómo hacer para que esto no se vuelva a repetir. Irak encabeza las naciones de Oriente Medio en cuanto a atrocidades vividas en la lucha interna del mundo musulmán. Durante 17 años, después de la invasión estadounidense de 2003, hemos visto la destrucción de la comunidad chiíta, de la comunidad suní, la pérdida de soberanía. La gente quiere vivir su vida; los corazones, las mentalidades han cambiado en Irak antes que en otras naciones. Esto se vio en las protestas de octubre de 2019, cuando muchos jóvenes de diferentes etnias y confesiones, desde cristianos a yazidíes, desde suníes a chiíes, se reunieron en la plaza Tahrir para manifestarse en un intento de reformar el sistema político.
Pregunta: El valor del perdón y la exégesis de los textos sagrados, ¿siguen siendo dos elementos que diferencian al islam y al cristianismo? ¿Y es posible, o esperable imaginar avances en este sentido?
Respuesta: En el Corán y en la Biblia hay pasajes que hablan de tolerancia y convivencia. No es sólo una cuestión de interpretación, sino también de contar con un entorno que apoye esta interpretación, social y políticamente. Creo que la diferencia entre Oriente y Occidente es que no hemos tenido, al menos hasta ahora, un entorno social y político cimentado en este elemento, la tolerancia. Sin embargo, algo está sacudiendo la región y las nuevas generaciones parecen estar más orientadas hacia esta perspectiva, hacia un cambio de signos, de pasajes, de interpretaciones.
Pregunta: ¿Qué pasos hay que dar para resolver las disputas, luchas y divisiones internas?
Respuesta: Debemos insistir en el diálogo interno, es el primer paso que debemos dar. Hay que reforzar la confrontación, hay que tender puentes, construir comunidad. Yo mismo, en mis estudios y en el trabajo promovido por mi fundación, estoy impulsando precisamente esta dirección.