Por: Enrique Villegas
(ZENIT Noticias / Managua, 07.12.2022).- La última restricción a la libertad religiosa en el régimen sandinista de Daniel Ortega es la prohibición de las tradicionales fiestas en torno a la Inmaculada Concepción de María, fiestas que implican procesiones. Se trata de celebraciones con amplio arraigo en la población católica del país que entre el 28 de noviembre y el 8 de diciembre suponen también la construcción de altares a la Virgen María en las casas y reuniones con finalidad de oración y convivencia.
Las fiestas inicialmente en casas se convierten en romerías la víspera del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada: es por la noche del día 7 cuando desde las casas se sale por las calles hacia una iglesia cercana. “¿Quién nos da tanta alegría?”, gritan unos; para que otros contesten: “la concepción de María”.
Pero este 2022 las romerías y expresiones religiosas están vetadas por la policía. «El 28 de noviembre, hacia las 12 del mediodía, recibimos una llamada telefónica de la Policía Nacional prohibiéndonos celebrar la procesión en el mismo momento en que la imagen de la Virgen iba a visitar el primer distrito de la ciudad”, dicen desde la parroquia de San José, en Tipitapa, población de 150 mil habitantes a 20 km de la capital del país.
Pero es lo mismo que ha sucedido en otras parroquias: la policía llama y les advierte por teléfono. Lo refieren testimonialmente Fray Patricio Tijerino, sacerdote de la parroquia de San Pedro y Santa Lucía, en Ciudad Darío; o el padre Bismarck Conde, párroco de Nuestra Señora de la Asunción, en Masaya, cuarta ciudad más poblada de Nicaragua, donde la policía ha tenido el mismo proceder.
De este modo cierra el año la dictadura de Daniel Ortega, gobierno que ha entrado en la lista de países que violan la libertad religiosa en el mundo, listado que hace el gobierno de los Estados Unidos.
El gobierno de Daniel Ortega ha expulsado al nuncio del Papa, a las misioneras de la caridad de Madre Teresa; mantiene en la cárcel a un obispo y varios sacerdotes y laicos católicos y ha cerrado también canales de televisión y radio confesionales propiedad de la Iglesia.