Joven mujer cristiana bostezando en un templo: Foto: Channi Anand;AP vía The Guardian

La condición postcristiana: ¿atea, indiferente o algo más?

Si hoy la gente está disociada del cristianismo, no es porque sea indiferente; está desilusionada.

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Por: David S. Koonce, LC

 

(ZENIT Noticias / Roma, 22.12.2022).- Hace unos años, hablaba con una mujer preocupada por la aparente falta de identidad católica de sus sobrinos. La preocupada tía me confió: «Me molesta que a ellos no les moleste», es decir, que las opciones vitales más significativas de sus parientes millennials no estuvieran en modo alguno influidas por la enseñanza católica.

Como profesor de teología, he reflexionado a menudo sobre las implicaciones de esta conversación. Dedico una parte importante de mi tiempo a enseñar Teología Fundamental, una disciplina que está llamada a abordar cuestiones relativas al ecumenismo, las religiones no cristianas y el ateísmo, así como otras corrientes de la cultura contemporánea. ¿Podría ser que el mayor desafío a la fe hoy en día no sea el ateísmo, sino la indiferencia religiosa?

Los datos del censo tanto en Estados Unidos como en Europa proporcionan apoyo estadístico a esta intuición. Según los resultados del Censo de Religión Estadounidense de 2020, publicado por el Public Religion Research Institute, el 23% de los estadounidenses se identifican ahora como no creyentes. El crecimiento de los «no», sin embargo, ha sido mayor en los grupos de edad más jóvenes. En 1986, sólo el 10% de las personas de entre 18 y 29 años se identificaban como no afiliadas religiosamente; en 2020, ese porcentaje había crecido hasta el 36%.

Las tendencias en Europa son similares, pero aún más pronunciadas. El 29 de noviembre de este año, la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido publicó los resultados del censo de 2021 de Inglaterra y Gales. Por primera vez, menos de la mitad de la población de cada país se identificaba como cristiana.

¿Qué hay detrás del aumento de la desafiliación religiosa? ¿Es ateísmo, indiferencia u otra cosa? Los datos, por sí solos, no son suficientes. Por eso, el viernes 2 de diciembre de 2022, The Guardian publicó una selección de testimonios de lectores que respondían a los resultados del censo de Inglaterra y Gales. El titular reza «‘No podía fingir más’: lectores sobre por qué abandonaron la fe cristiana». El artículo se basa en cuatro testimonios que representan una muestra representativa del cristianismo en Inglaterra y Gales: cristiano fundamentalista, Iglesia de Inglaterra, católico romano e incluso un mormón, por si acaso.

Aunque las pruebas son anecdóticas, si esta pequeña muestra es representativa, el problema no es la indiferencia religiosa; al menos, no al principio. En todos los casos, alguien criado en un hogar religioso empezó a buscar respuestas a las preguntas existenciales de la vida; en todos los casos, la teología y la práctica religiosa recibidas se consideraron inadecuadas. En el caso de una de ellas, los planteamientos fundamentalistas sobre la predestinación, el creacionismo y una confianza equivocada en la curación por la fe la llevaron a no creer en el Dios de su educación. Para otro, el conflicto percibido entre la omnisciencia de Dios y la libertad humana le llevó a considerar su educación cristiana como un mero cuento de hadas reconfortante utilizado para controlar a las masas. La tercera se convenció de que la enseñanza católica sobre la homosexualidad se basaba en el odio y, por tanto, entraba en conflicto con sus valores. El último abandonó su práctica religiosa durante el encierro y, al hacerlo, empezó a sentirse libre de una experiencia religiosa centrada en la culpa, el dolor y la alienación.

Como teólogo católico, no me siento obligado a defender las teologías del fundamentalismo cristiano, de la Iglesia de Inglaterra y, mucho menos, la del mormonismo. Sin embargo, como sacerdote, no puedo evitar sentir empatía ante una gran tragedia humana y religiosa: para cada una de las preguntas que dieron lugar al abandono del cristianismo, ¡había mejores respuestas disponibles! Durante dos milenios, la teología católica ha estado lidiando con las preguntas existenciales en el corazón de la vida humana. ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el sentido del sufrimiento? ¿Me conoce Dios? ¿Me ama Dios? ¿Qué significa realmente amar?

Son preguntas que nadie puede eludir durante mucho tiempo. Yacen justo bajo la superficie, anhelando respuestas. Si hoy la gente está disociada del cristianismo, no es porque sea indiferente; está desilusionada. Con demasiada frecuencia, la búsqueda profunda y ardiente se ha topado con respuestas superficiales y tibias, o peor aún, con ninguna respuesta. La Nueva Evangelización exige un redescubrimiento, por parte de profesores, estudiantes y todos los amantes de la teología, de que una teología verdaderamente pastoral no descuida, sino que abraza y se compromete plenamente con las cuestiones existenciales que configuran la vida de las culturas y de cada individuo.

Artículo originalmente publicado en L´Osservatore Romano y traducido al castellano por el director editorial de ZENIT. El autor es profesor de teología fundamental en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma.

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Redacción zenit

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