(ZENIT Noticias / París, 09.02.2023).- La Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia (CORREF) emitió un comunicado el martes 7 de febrero tras conocerse los informes sobre sobre Jean Vanier, el Arca y otros religiosos, algunos dominicos, acusados de abusos en esa realidad eclesiástica.
Ante todo, en el comunicado se subraya que han leído con horror e infinita seriedad los informes condenatorios de El Arca y dos personas, a saber: Thomas Philippe, Marie Dominique Philippe y Jean Vaniery. Ambos informes fueron publicados el 30 de enero.
«La Conferencia de Religiosos de Francia saluda la gran profesionalidad de los investigadores, su independencia, su valentía y la de las autoridades que les encargaron el trabajo, El Arca y la Provincia francesa de los Dominicos. Todos ellos contribuyen a “un poco de verdad” que tanto necesitamos ante la violencia sexual cometida en la Iglesia y las causas sistémicas que la hicieron posible», dice el comunicado. Y continúa: «Estas sumas de trabajo confirman –si aún fuera necesario– la solidez y la exactitud del trabajo realizado por el ICASE con su informe. La CORREF reitera su admiración por su presidente, Jean Marc Sauvé, y por todo su equipo e investigadores asociados».
El comunicado señala que los informes «confirman cómo sin la palabra de las víctimas nada es posible y nada puede entenderse. CORREF rinde homenaje una vez más a la valentía de quienes denuncian y permiten que otros lo hagan algún día. Reitera su total compromiso para que el reconocimiento de los crímenes sufridos y sus repercusiones traumáticas sean tenidos en cuenta por las comunidades afectadas y, más allá de ellas, por la vida religiosa en Francia. Lo mismo ocurre con el lento proceso de reparación, indispensable para la restauración del pueblo y la asunción de responsabilidades por parte de la Iglesia».
La Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia «subraya el papel decisivo de la Comisión de Reconocimiento y Reparación presidida por Antoine Garapon y que está a disposición de cualquier víctima de una comunidad religiosa». Y agrega: «Estos dos volúmenes –de los que hay que apropiarse ahora para ver todas las consecuencias– muestran hasta qué punto se han podido cometer tales crímenes al amparo de una doctrina –e incluso de una defensa de su rigor–. Cuánto también el impulso apostólico puede esconder una cultura de control y rigorismo moral, una perversión sexual y una conversión del mal en bien. Se trata, por tanto, de toda una cultura eclesial, teológica y pastoral que hoy debe ser cuestionada, pues ha sido caldo de cultivo de abusos, manipulaciones, agresiones, mentiras e incluso muerte».
Agregan que «Cómo no cuestionar también de manera abismal la forma en que el secretismo ha permitido perpetuar el delirio gnóstico de estos hombres, su impunidad, sus posesiones y sus abusos sexuales. La imposición de un “gran silencio” por parte de las autoridades romanas, hasta que el secreto se volvió a favor de los autores. El informe CIASE ya advertía de estas prácticas. Tampoco se puede callar ante la ceguera –fingida o real según los casos– de muchas autoridades de la Iglesia, así como de la Orden de Santo Domingo, pero sin duda, más allá de ellas, de todo un pueblo sinceramente creyente. Esto es lo que debería hacernos cuestionar una y otra vez nuestra capacidad de juicio y la necesidad de romper con nuestro círculo íntimo para esperar detectar las señales –fuertes o débiles– de la deriva y reformar lo que haya que reformar en nuestra gobernanza».
Finalmente, en el comunicado invitan a «fijarse en todas las comunidades y grupos religiosos profundamente marcados por las locuras de estos hombres, pues muchos de ellos tuvieron relaciones con las llamadas “nuevas” comunidades de la época o lugares de tradición como monasterios o conventos. Aún hoy no hemos terminado de dilucidar las consecuencias de estos vínculos y sus efectos deletéreos. Aún nos queda mucho trabajo por delante. El informe del CIASE, el notable trabajo de las dos comisiones de estudio encargadas por El Arca y los dominicos, las palabras y la experiencia de las víctimas nos obligan a perseguirlo, creyendo que la verdad del Evangelio nos llama a ello y que la vida religiosa surgirá más auténtica, simplemente humana y en busca de su Dios. El Dios de los humillados».
Los informes sobre Jean Vanier y El Arca y el informe de los dominicos pueden leerse en su lengua original en este enlace.
