Misa en latín. Foto: Crux Sancta.

Crónicas Vaticanas: para entender la decisión del Papa sobre la misa en latín

¿De dónde viene esta nueva normativa que restringe todavía más la celebración de la misa en latín y de espaldas a la asamblea?

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Por: Ariel Beramendi

 

(ZENIT Noticias / Roma, 28.02.2023).- Uno de los grandes desafíos al escribir estas crónicas es usar un lenguaje comprensible, sin tecnicismos ni sofisticaciones.

Por lo tanto, intentamos explicar una de las noticias más comentadas. Se trata de una precisión que el Papa Francisco realizó el martes 21 de febrero, sobre el permiso para celebrar la misa en latín en la forma que se solía celebrar antes del Concilio Vaticano II.

¿De dónde viene esta nueva normativa que restringe todavía más la celebración de la misa en latín y de espaldas a la asamblea?

Cuando en la década de los años setenta, como fruto del Concilio Vaticano II, se cambió la forma de celebrar la misa, hubo un sector de la Iglesia que no reconoció esta decisión. El Papa Benedicto XVI, en su afán de acercar a los grupos religiosos que no reconocían esas reformas, en el año 2007, liberalizó -con una ley- la “Misa Tridentina”, es decir, admitió que sea una forma más de celebrar la misa en las comunidades católicas. Entonces, algunos sectores de la Iglesia Católica recuperaron esa tradición que pertenecía a la vida preconciliar de la Iglesia.

Pasó el tiempo y el mundo se fue polarizando. Las polarizaciones también crecieron en el Pueblo de Dios.

Cuando el Papa Francisco llegó a la Sede de San Pedro, en el 2013, se percató que el Rito Tridentino, en lugar de unir a la comunidad católica, estaba acrecentando una cierta división porque algunos sectores solo reconocían el Rito Tridentino como el único rito verdadero. En palabras sencillas, había nacido la idea de que una forma de celebrar la misa fuese más válida que la otra.

En julio de 2021, Francisco a través de una carta apostólica (que es un documento de carácter normativo o doctrinal), estableció que la única forma de celebrar la misa en la Iglesia católica (de rito latino) es la que emergió desde Concilio Vaticano II, textos aprobados por Pablo VI y Juan Pablo II.

Pero la normativa de la semana pasada da un paso más porque el Papa decidió que para celebrar en el rito preconciliar, no basta con la autorización del obispo diocesano, sino que estos deben informar al Dicasterio de la Curia Vaticana competente en este asunto, que evaluará caso por caso.

En el texto difundido por la Sala de Prensa se indica que una de las motivaciones para esta nueva normativa fue “el rechazo no sólo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que traicionaba la Tradición y la ‘verdadera Iglesia”.

Un día después, durante la audiencia general del miércoles, el Pontífice explicó: “en la Iglesia todo debe ser conforme a las exigencias del anuncio del Evangelio; no a las opiniones de los conservadores o los progresistas, sino al hecho de que Jesús llegue a la vida de las personas. Por tanto, toda opción, todo uso, toda estructura, toda tradición debe ser evaluada en la medida en que favorezca el anuncio de Cristo”.

El autor es sacerdotes y comunicador.

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Redacción Zenit

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