Por: Gaspar Guevara, LC
(ZENIT Noticias / Roma, 12.03.2023).- En ocasión del X aniversario del Pontificado del Papa Francisco, algunos especialistas contribuyen en ZENIT con artículos que profundizan algún aspecto de este Papa y/o de su magisterio. A continuación, un artículo del P. Gaspar Guevara, LC, doctor en teología moral con especialización en ciencias del matrimonio y la familia y quien actualmente se desempeña como vicepresidente de la sección mexicana del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y la familia.
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Ha pasado ya una década desde que el Espíritu Santo sorprendía a la Iglesia con la elección del primer Papa latinoamericano y el primer Papa jesuita. Las sorpresas y bendiciones estaban por comenzar. En este breve artículo nos proponemos echar una mirada retrospectiva y repasar algunas de las aportaciones del Papa Francisco sobre los temas de matrimonio y familia en estos primeros diez años de pontificado. Permítaseme hacerlo desde la óptica de nuestro instituto de familia.
El pasado 24 de octubre de 2022, el Santo Padre recibía en la sala Clementina a la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y la familia. Se cumplían cinco años del Motu proprio Summa Familiae Cura con el que el Papa Francisco daba, a este querido Instituto, «un nuevo vigor y un desarrollo más amplio para responder a los desafíos que se presentan al inicio del tercer milenio (1)».
Se trataba, por tanto, de dar continuidad y de adaptarse al cambio de época que nos toca vivir. Personalmente fue una perspectiva muy iluminadora, y por eso hago referencia, este discurso. La intuición profética y clarividente de san Juan Pablo II sobre los enormes desafíos que la institución matrimonial y familiar debía enfrentar al final del milenio quedaron claros en su atención particular a estos temas (2).
El enfoque y la atención más pastoral que han caracterizado el pontificado del Papa Francisco debía verse reflejado en el Instituto que, de manera particular, la Santa Sede dedica al estudio del matrimonio y la familia. La teología misma –dirá el Papa– «está llamada a elaborar una visión cristiana de la paternidad, de lo filial, de la fraternidad (3)» y no sólo detenerse en el vínculo conyugal que ampliamente y con gran fruto había tratado la teología moral que desarrolló el Instituto bajo los pontificados de san Juan Pablo II y Benedicto XVI.
No es de sorprender que, pasados apenas ocho meses desde el inicio de su pontificado, en noviembre de 2013 para mayor precisión, el Papa Francisco anunciaba un nuevo sínodo para abordar los temas de la familia. Un sínodo que se desarrollaría en dos momentos: la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebró del 5 al 19 de octubre de 2014 y la XIV Asamblea General Ordinaria desarrolla del 4 al 25 de octubre de 2015. La asamblea extraordinaria llevó por título «los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización». Desde el título fue evidente el deseo de partir desde la familia «concreta» y trazar un mapa, por decirlo así, de la situación real de la familia. Para la asamblea ordinaria del 2015, que llevó por título «la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en mundo contemporáneo», la tarea de los padres sinodales se enfocaría en trazar las líneas de acción pastoral.
Paralelamente al trabajo de ambas reuniones eclesiales, el Papa Francisco ofreció, de diciembre de 2014 a septiembre del 2015, una serie de catequesis en las que reflexionó sobre diversos actores en torno a la familia a los que la Iglesia también debe atender como esas periferias existenciales. El Papa reflexionó ya no solo sobre la unión esponsal entre el varón y la mujer, sino en los demás lazos que generan esta unión: padre, madre, hermanos, abuelos. Se trataba también de afrontar también circunstancias en torno a la familia: el noviazgo, las heridas en la familia, la trasmisión de la fe.
Sin pretender hacer un resumen exhaustivo, podemos repasar algunas de las aportaciones del Papa a estos tópicos de familia. Sigo las catequesis ya mencionadas completando con algunos elementos de su exhortación postsinodal Amoris Laetitia (19.03.2016).
Dios elige nacer en una familia.
El Papa Francisco abre sus catequesis sobre la familia abordando el tema desde «la familia de Nazaret» (17.12.2014). Dios es el único que podía elegir cómo hacerse presente en medio de nosotros y su encarnación será plena: nace en una periferia, crece y se forma en un entorno familiar por treinta años. En el discurso antes mencionado, volvía sobre esta idea «durante treinta años la encarnación del Hijo Unigénito consistió en vivir y arraigarse en los lazos familiares y comunitarios de su condición humana. No fue un simple tiempo de «espera», fue un tiempo de «comprensión» con la condición humana más común, habitada con la mirada fija en las «cosas del Padre» (cf. Lc 2, 49) (4)».
La elección de parte de Dios de nacer de y en una familia abre los horizontes de la misión y vocación de la familia: la educación, la trasmisión de la fe y ser el hospital más cercano.
El Papa afirmó sin dudar «la educación, vocación natural de la familia» (20.5.2015) y delante de dificultades como la ruptura entre la sociedad y la escuela, los padres deben recuperar el protagonismo que les corresponde como primeros educadores de los hijos. Educación que no es mera trasmisión de conocimientos sino acompañar, buscar tiempo para hablar, reflexionar y discutir.
La familia también es el lugar donde se trasmite la fe (2.9.2015). Se trata de un doble movimiento; se trasmite la fe «hacia dentro» de la familia dando sentido a los vínculos familiares, pero también la familia está llamada a trasmitir la fe «hacia fuera» cuando transforma la Iglesia en un lugar familiar, marca el rumbo de la economía y de la política y reaviva una ciudad, contrarrestando la «desertificación comunitaria de la ciudad moderna».
La imagen de la Iglesia como «hospital de campaña» es un icono muy fuerte al que ha recurrido en varias ocasiones el Papa Francisco. Al referir esa imagen a la familia nos presenta a «la familia, el hospital más cercano» (10.6.2015) que acompaña, consuela y ayuda. La reciente experiencia de la emergencia sanitaria de la pandemia lo puso aún más de manifiesto pero, proféticamente, el Papa nos recordó este rol fundamental de la familia en el que la debilidad y la enfermedad fortalece los vínculos familiares. Pero no solo la enfermedad física se afronta en la familia, también encontramos «las heridas de la familia» (24.6.2015) que lastiman el alma de los niños por la indiferencia, la violencia, la prepotencia, la explotación. Las heridas las provocan también la separación de los esposos que a veces son inevitables y hasta necesarias, heridas provocadas por ofensas a la intimidad de los afectos o por palabras y acciones que desdicen del verdadero amor.
La lucha contra el dolor y las enfermedades no siempre se corona con el restablecimiento físico. El evento dramático de la muerte también se hace presente y por eso es abordado por el Papa en sus catequesis: «la familia ante la muerte» (17.6.2015). Partiendo del pasaje evangélico que presenta la compasión de Jesús por la mujer viuda que pierde a su hijo único (cf. Lc, 11-15), el Papa nos pone delante del dolor, de la perspectiva de la muerte de un hijo o del padre. La muerte afecta a todas las familias pero, para el cristiano, –recuerda el Papa– la muerte no tiene la última palabra pues el Señor venció la muerte para siempre. Hay que custodiar el amor aún ante la muerte.
Ser hijo para llegar a ser esposo y padre
En estos primeros diez años de pontificados, el abordaje de la temática familiar del Papa Francisco ha sido muy rico para ponernos de manifiesto las diversas relaciones que se generan en el entorno familiar: ser hijo para llegar a ser esposo y padre. Bajo esta formulación queremos repasar brevemente algunos de los elementos que nos ha propuesto el Papa. Es una narrativa que en el Instituto presentamos como parte del misterio nupcial. Se trata de ser hijos en primer lugar, esto es, darte cuenta de que has recibido un don gratuito que es la existencia, tu llamada al ser. Solo siendo consciente de ser un don puedes ser capaz de una donación recíproca en la complementariedad y convertirte en don para el otro. El esposo se dona a su esposa y ella se dona a él, es la belleza del amor humano, donde ya no se entrega «algo» sino que se dona el uno al otro con totalidad y en plenitud. La consecuencia es natural, el fruto del amor de entrega es el regalo del hijo, un fruto tangible del amor de los esposos que serán ahora padre y madre. Relación no meramente accidental sino que, por designio de Dios, se convierten en cooperadores de la creación con Dios que llama a alguien a la existencia.
El pasado mes de junio recibíamos los «itinerarios catecumenales para la vida matrimonial» (15.6.2022) que el dicasterio para Laicos, familia y vida preparó dando continuidad al deseo expresado por el Papa de contar con herramientas pastorales para preparar a la vida matrimonial. En el prefacio al documento, el Papa Francisco nos pone delante de una realidad: «la grave preocupación de que, con una preparación demasiado superficial, las parejas corran el riesgo real de celebrar un matrimonio nulo o con unos cimientos tan débiles que se «desmorone» en poco tiempo y no pueda resistir ni siquiera las primeras crisis inevitables (5)». En esta perspectiva, el noviazgo y la reflexión más profunda del designio de Dios y su plan original sobre el matrimonio y la familia se vuelven una tarea apremiante.
El Papa recuerda que «el noviazgo es un camino» (27.5.2023). Lo que debe prevalecer en este periodo es justamente la libertad con la cual, después de una natural atracción, el sentimiento y la emoción den paso a una promesa, a un proyecto de vida. Es por ello que debe ser un camino por recorrer. El noviazgo es un tiempo para trabajar sobre el amor. La alianza a la que están llamados los novios no se improvisa y se modela a imagen de la alianza de Dios con su pueblo. No es lo mismo ser novios que ser esposo –nos precisa con agudeza el Papa–, «el noviazgo es itinerario de vida que debe madurar como la fruta, es un camino de maduración en el amor, hasta el momento en que se convierte en matrimonio (6)». De allí la importancia de los cursos e iniciativas prematrimoniales en los que los novios son llamados a conocerse, crecer y madurar, nos dirá el Papa.
Francisco se detiene en tres catequesis para hablar del designio de Dios y su plan originario sobre el matrimonio. Reflexiona primero partiendo de «el sacramento del matrimonio desde el relato de la creación» (15.4.2015) para pasar a recordarnos cómo «la pareja en el relato de la creación» (22.4.2015) en su plan original está llamada a la reciprocidad y la complementariedad, pues la confianza de Dios en el hombre y la mujer es plena. En un tercer momento, al hablar de «la dignidad del matrimonio» (29.4.2015) el Papa nos recuerda que el mismo Jesús no sólo participó sino que «salvó la fiesta» de los esposos de Caná con el milagro del vino, «así Jesús nos enseña que la obra maestra de la sociedad es la familia: el hombre y la mujer que se aman. ¡Esta es la obra maestra! (7)». Nadie niega la dificultad de permanecer juntos y los retos que conforman la vida matrimonial pero la bendición nupcial, con los primeros cristianos pasaron del matrimonio natural al matrimonio sacramento, rompió la cultura del repudio habitual y daba los mismos derechos para el varón y la mujer. Toda una revolución cultural para la época. Así se manifiesta, ya desde esos tiempos, «la belleza del matrimonio cristiano» (6.5.2015) que refleja el misterio de Cristo y su unión esponsal con la Iglesia en el que los esposos, a ejemplo de Cristo, están llamados al servicio y la entrega mutua, a una radical entrega en reciprocidad y respeto. La iglesia se enriquece con la alianza esponsal y esa es la misión de los esposos en la Iglesia, explicará el Papa.
La vertiente natural del amor de los esposos es convertirlos en padres. El Papa dedicará una serie de catequesis a hablar justamente de esta hermosa misión de ser madres y padres. Hablando de «las madres» (7.1.2015) el Papa nos coloca delante de la constatación de todo lo que debemos a una madre, no sólo la vida sino buena parte de la primera formación humana y espiritual. Las madres deberían ser más escuchas y comprender mejor el martirio materno que implica su opción por la vida que ellas hacen. Debemos valorar y agradecer a las madres por lo que son en la familia y por lo que dan a la Iglesia y al mundo, nos recuerda el Papa.
Nadie puede negar que nuestra sociedad posmoderna corre el riesgo de cancelar la figura del padre. En sus catequesis, el Papa Francisco dedicará dos de ellas a abordar el tema, primero desde una aproximación problemática, es decir, «los padres: el peligro de los padres ausentes» (28.1.2015) y una positiva, «los padres: los padres presentes» (4.2.2015). El Papa recuerda que se ha llegada a afirmar que nuestra sociedad es una «sociedad sin padres», como reacción a una liberación de lo que representa la figura del padre, de la ley que se impone desde fuera y de la que hace falta liberarse si se pretende una emancipación de los hijos. Pero más allá de las teorías, es una realidad, recordará el Papa, que el padre contemporáneo puede estar más concentrado en sí mismo o en su trabajo que puede olvidarse de la familia: se olvidan de jugar con el hijo, de «perder» el tiempo con él. No podemos conformarnos con ser huérfanos en la familia o que la sociedad se desentienda de su responsabilidad «paternal». Hablando en positivo, el Papa recuerda el orgullo y la emoción de ser padre, que implica la cercanía y que debe combinar la dulzura y la firmeza de un padre sabio y maduro. El ejemplo del «Padre bueno» que nos traza la parábola del «padre de las misericordias» nos esboza los rasgos del padre que sabe esperar, perdonar y corregir; padres que son custodios y mediadores de la fe como lo fue san José.
Mencionábamos al inicio que quizá la gran «novedad» de este pontificado en el ámbito del matrimonio y la familia, ha sido la especial atención que se ha dado a las demás relaciones que se generan a partir y como fruto de la conyugalidad: los hijos, los hermanos, los abuelos y en general los ancianos. En una sociedad del descarte como la que caracteriza nuestro tiempo, es importante redescubrir el valor y la importancia de estas relaciones.
Fruto del amor de los padres son «los hijos» (11.2.2015) que a su vez son «los hermanos» (18.2.2015). Efectivamente, lo primero que recuerda el Papa es que los hijos son la felicidad de los padres, sobre todo cuando se sabe descubrir en ellos un don, un regalo de Dios. En su ser único e irrepetible, cada hijo es amado incluso antes de venir al mundo. Francisco recuerda a los padres que no deben dejar de imaginar el futuro de los hijos y no dejarse llevar por la tentación de dar un paso atrás. Se debe reconocer el valor de los hijos. El amor debe ser recíproco y por eso, a renglón seguido, el Papa recuerda a los hijos que el cuarto mandamiento –honrar al padre y a la madre– en su profundidad restaura un vínculo virtuoso entre generaciones.
Gracias a la cultura cristiana, el Santo Padre no duda en afirmar que la palabra hermano y hermana se ha resignificado y todas las culturas comprenden su acepción más honda. No obstante, cuando hablamos de «los hermanos» (18.2.2015) en la misma historia de la salvación, tenemos que hacer cuentas con las heridas, el conflicto, la traición e incluso el odio. Francisco nos recuerda cuánto es doloroso cuando se rompe la hermandad. Positivamente, la auténtica fraternidad es escuela de libertad y de paz. La auténtica fraternidad va más incluso de los meros vínculos de sangre. La fraternidad en familia resplandece, recuerda el Papa, cuando se cuida del hermanito más débil, enfermo o discapacitado. Esta experiencia de fraternidad y solidaridad con el más debe estar también presente en la sociedad, ponerla al centro.
El pacto entre generaciones ha sido un tema recurrente también en el mensaje del Papa. La expectativa de vida cada vez mayor nos ponen delante de la convivencia con otras generaciones, «los abuelos» (11.3.2015) y en general «los ancianos» (4.3.2015) deben estar presentes en nuestras reflexiones y en acciones concretas, recordará el Papa. La presencia de los abuelos en la familia debe ser valorada. La sociedad tiende a descartar a los adultos mayores sin comprender su misión y la vocación a la que Dios los llama. Hace falta, incluso en la Iglesia, afrontar una espiritualidad de la persona anciana. La oración, la sabiduría, la acción de gracias, interceder, la alabanza y la súplica son algunos de los elementos que el Papa apunta que deben ser desarrollados para comprender mejor la misión que los abuelos y los ancianos pueden y deben desarrollar en la Iglesia, en la familia.
La familia no es perfecta
En el discurso que nos ha servido de marco a estas reflexiones, el Papa Francisco recordaba que «la familia no es una ideología, es una realidad […] no tenemos que esperar que la familia sea perfecta para cuidar su vocación y animar su misión. El matrimonio y la familia siempre tendrán imperfecciones, hasta que no estemos en el Cielo (8)». La tarea de la Iglesia, nos recuerda el Papa, es también salir al encuentro, acompañar, discernir e integrar a todas las familias en sus diversas realidades y heridas. Acompañar a los esposos en «las nuevas uniones después de un fracaso» (5.8.2015) en sus tan variadas realidades, las parejas no sacramentadas pero también aquellas que por una unión válida anterior no pueden recibir el matrimonio sacramento, las madres o padres solteros. Para todos el Papa ha tenido en Amoris Laetitia y en muchas intervenciones particulares, palabras de acogida y comprensión. También los desafíos que implican también vivir en familia un hijo homosexual.
Concluyo con la tarea y la esperanza que nos deja el Papa. «La misión de la Iglesia solicita hoy con urgencia la integración de la teología del vínculo conyugal con la teología más concreta de la condición familiar. Las inéditas turbulencias, que en este tiempo ponen a prueba todos los vínculos familiares, piden un discernimiento atento para captar los signos de la sabiduría y de la misericordia de Dios. Nosotros no somos profetas de desventuras, sino de esperanza». Damos gracias a Dios por estos primeros diez años de pontificado del Papa Francisco y pedimos a María lo sostenga en su ministerio para acompañar a los matrimonios y la familia.
Notas:
(1) Francisco, Discurso del santo padre Francisco a la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia (24.10.22).
(2) San Juan Pablo II, el Papa de las familias, dedicó su primer sínodo de los obispos para abordar el tema de la familia que nos regalaría la exhortación apostólica postsinodal Familiaris Consortio (22.11.1981), que sigue iluminando a la Iglesia. Nos regaló además la serie de catequesis de los miércoles de lo que ahora conocemos como teología del amor humano o teología del cuerpo, la fundación de lo que fue el Pontificio consejo para la familia y miles de páginas que recogen sus homilías, discursos y catequesis sobre la centralidad de la persona, el matrimonio y la familia según el designio divino. Si bien todo ello era muy importante, Juan Pablo funda en Roma en 1981 este Pontificio Instituto que quiso que llevase su nombre en una fecha por lo demás muy significativa, el 13 de mayo de 1981, día de su atentado en la plaza de san Pedro.
(3) Francisco, Discurso del santo padre Francisco a la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia (24.10.22).
(4) Francisco, Discurso del santo padre Francisco a la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia (24.10.2022).
(5) Francisco, Itinerarios catecumenales para vida matrimonial, prefacio, (15.6.22) https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2022/06/15/0459/00940.html#prefacio
(6) Francisco, Catequesis, El noviazgo es un camino (27 de mayo de 2015).
(7) Francisco, Catequesis, La dignidad del matrimonio (29 de junio de 2015).
(8) Francisco, Discurso del santo padre Francisco a la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las ciencias del matrimonio y de la familia (24.10.22).