(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 30.03.2023).- «Desarrollemos una cultura de la paz. Cultura de la paz», pide con fuerza el Papa Francisco. Este es el llamado que hace El Video del Papa de abril con la nueva intención de oración que confía a toda la Iglesia Católica, a través de la Red Mundial de Oración del Papa.
El próximo 11 de abril se cumplen 60 años de la publicación de la encíclica Pacem in terris escrita por el Papa Juan XXIII y que lleva como subtítulo «Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad». En su video de este mes, Francisco renueva este mensaje con fuerza, destacando «que la guerra es una locura, está más allá de la razón».
Aquella frase de hace sesenta años, citada por Francisco en el mensaje que acompañaba su intención de oración, está más vigente que nunca, como lo están los testimonios dejados por algunas de las personas que plantaron semillas de paz en el siglo pasado: san Juan XXIII, por supuesto, pero también Mahatma Gandhi, Martin Luther King, santa Teresa de Calcuta. En el Video del Papa de este mes, sus retratos en blanco y negro aparecen en medio de las escenas de destrucción causadas por la violencia actual: desde la guerra de Ucrania a las de Oriente Medio, pasando por los enfrentamientos y tiroteos incluso en los países más ricos, como Estados Unidos. Aunque no han faltado testigos, en definitiva, el mundo aún no ha aprendido la lección fundamental: que «cualquier guerra, cualquier enfrentamiento armado, acaba siendo una derrota para todos».
La paz es el objetivo
En un artículo que Amnistía Internacional publicó sobre datos y estadísticas del uso de armas entre 2012 y 2016, se revela una muestra de lo que resulta de una cultura de violencia: por ejemplo, más de 500 personas mueren cada día por la violencia armada y un promedio de 2000 resultan heridas; además, el 44 % de los homicidios en el mundo se cometen con armas de fuego.
Esto se relaciona directamente con la industria de las armas: 8 millones de armas portátiles son producidas cada año, junto a 15,000 millones de cartuchos de munición. Y en lo que respecta al conflicto armado, Acción contra la violencia armada (Action on Armed Violence, AOAV) adelantó que el panorama del 2023 no parece ser alentador: los nuevos enfrentamientos, en particular la invasión rusa a Ucrania y los estallidos en Asia, se sumaron a los conflictos y luchas armadas en curso en el Cuerno de África y Oriente Medio, entre otros.
El único camino posible para frenar esta embestida es buscar y poner en marcha, en el ámbito local e internacional, vías de diálogo real y asumir «la no violencia» como «una guía para nuestra actuación». Este mensaje se hace eco de lo que adelantó el Papa Juan XXIII hace 60 años: «La violencia jamás ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmarlas; acumular odio y escombros, no hacer fraternizar a los contendientes, y ha precipitado a los hombres y a los partidos a la dura necesidad de reconstruir lentamente, después de pruebas dolorosas, sobre los destrozos de la discordia».
Paz sin armas
En un momento de la historia marcado por el conflicto en Ucrania, que ha implicado a un gran número de países en el último año, Francisco recuerda que, incluso en los casos de legítima defensa, el objetivo final debe ser siempre la paz: incluso cuando esta paz, como hoy, parece lejana. Pero «una paz duradera –añade– sólo puede ser una paz sin armas», y por eso insiste en el tema que le es muy querido del desarme a todos los niveles, incluso dentro de la sociedad: «la cultura de la no violencia –concluye de hecho, en su intención de oración– pasa por un recurso cada vez menor a las armas, tanto por parte de los Estados como de los ciudadanos».
El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó: «Frente a la violencia de nuestro tiempo Francisco propone todo un mes para orar “por una mayor difusión de una cultura de la no violencia”. La paz entre los pueblos comienza, de hecho, en lo más concreto e íntimo del corazón, cuando encuentro al otro en la calle, su rostro, su mirada, sobre todo el que viene de otra parte, el que no habla como yo y no tiene la misma cultura, el que es extraño en sus actitudes y al que se llama “extranjero”. La guerra y el conflicto comienzan aquí y ahora, en nuestros corazones, cada vez que permitimos que la violencia sustituya a la justicia y al perdón. El Evangelio nos muestra que la vida de Jesús revela el verdadero camino de la paz y nos invita a seguirlo. Es en este espíritu que estamos llamados a “desarmarnos”, en el sentido de “desarmar” nuestras palabras, nuestras acciones, nuestro odio. Oremos pues, como nos invita Francisco para que “hagamos de la no violencia, tanto en la vida cotidiana como en las relaciones internacionales, una guía para nuestra actuación”».