(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 06.05.2023).- 23 nuevos Guardias Suizos hicieron su juramento este sábado 6 de mayo. En este contexto, el mismo día el Papa Francisco les recibió en audiencia especial, junto a sus familias. Ofrecemos a continuación el texto en español del discurso del Papa.
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Os saludo con alegría y os doy la bienvenida a cada uno de vosotros al Palacio Apostólico, que conocéis bien porque también desarrolláis aquí vuestra valiosa labor. Saludo y doy las gracias al coronel Christoph Graf, al capellán padre Kolumban Reichlin, a los oficiales, suboficiales y a todos los miembros del Cuerpo y a sus familias. Un pensamiento especial va dirigido a los nuevos Guardias, así como a sus padres, familiares y amigos, que se han reunido aquí para compartir la celebración del Juramento. Esta ocasión es, una vez más, una grata oportunidad para expresaros mi reconocimiento por la disponibilidad y el compromiso con los que, a través de vuestra actividad, dais testimonio de fidelidad al Sucesor de Pedro.
La Guardia Suiza Pontificia es una gran familia, una comunidad viva y fraterna, tanto en los momentos de servicio como en los libres de obligaciones laborales. Y así como la familia es un lugar de crecimiento, donde se aprenden muchas cosas útiles para la vida, lo mismo sucede en la Guardia: es un ambiente de formación humana y cristiana para todos. Los jóvenes se enriquecen con la experiencia de los mayores que, a su vez, pueden edificarse y aprender de la apertura de los jóvenes, de su entusiasmo que les lleva a explorar constantemente, movidos por una curiosidad positiva. A vosotros, reclutas en particular, os digo: ¡no perdáis el valor y la pasión por descubrir cosas nuevas!
Me gusta pensar que la decisión de poner algunos años de vuestras vidas a disposición del Papa y de la Santa Sede no es ajena a vuestro camino personal de fe. Tu misión aquí en el Vaticano es una vía que el Señor te ha abierto para vivir tu Bautismo y dar testimonio gozoso de tu fe en Cristo. Una fe que has aprendido en tu familia, cultivado en tu parroquia y que manifiesta la intensidad del vínculo de los católicos suizos con la Iglesia de Roma. También estáis llamados a dar testimonio de esta fe en vuestros diversos lugares de servicio. En los rostros de las personas a las que os acercáis cada día, ya sean miembros de la Curia romana o peregrinos y turistas, veis tantas invitaciones a reconocer y compartir el amor de Dios por cada uno. Que cada situación, cada encuentro sea una ocasión para poner en práctica el Evangelio de Cristo, para aprender del Señor y vivir el amor fraterno en su nombre y por su Espíritu.
Os animo a aprovechar el tiempo de que disponéis para aprender a reconocer la presencia inspiradora y gozosa del Señor resucitado en vuestras vidas, mediante la lectura de las Sagradas Escrituras, la meditación de textos espirituales -incluso durante alguna guardia más tranquila-, la celebración de la Eucaristía dominical y el acercamiento a los Sacramentos. Que la belleza y la historia de los diversos edificios y obras de arte de este lugar tan especial os ayuden a renovar siempre vuestro asombro ante la belleza de Dios y su misterio.
Queridos Guardias Suizos, no olvidéis que el Señor camina con vosotros, está siempre a vuestro lado en los momentos buenos y en los difíciles. Os deseo que sintáis el consuelo de su cercanía, cercanía radiante, cercanía misericordiosa. Renuevo a todo el Cuerpo mi gratitud por la cooperación diligente y generosa, de la que soy testigo cada día. Os encomiendo a todos los aquí presentes y a vuestros compatriotas a la maternal protección de la Virgen María y de nuestro Patrón San Nicolás de Flüe. Os bendigo de corazón y os pido, por favor, que recéis por mí. Gracias.
Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.