Por: Rafael Manuel Tovar
(ZENIT Noticias / Roma, 27.06.2023).- El presidente brasileño Luiz Ignácio Lula da Silva aseguró en Roma, tras reunirse con el Papa Francisco, su propósito de mediar ante su homólogo de Nicaragua, Daniel Ortega, para que libere al obispo Rolando Álvarez, en prisión por negarse a abandonar el país tras la condena de exilio emitida por un juez sobre la acusación del gobierno nicaragüense de oponerse al régimen. Lula comentó que requiere un «trabajo de paciencia», pero que posee mucha e intentará la liberación del preso.
El presidente de Brasil declaró en rueda de prensa al término de su visita a Italia y el Vaticano, que la Iglesia católica en Nicaragua solo quiere ver libre al obispo Álvarez, que salga de la presión y viaje a Italia. «Voy a intentar ayudar. Pero las cosas no siempre son fáciles. Ni todo el mundo tiene la grandeza para pedir disculpas. La palabra perdón es sencilla, pero requiere mucha grandeza para reconocer que se cometió un error».
El Gobierno de Ortega excarceló y expulsó del país a 222 presos políticos y viajaron a Washington en un avión fletado por el Gobierno estadounidense en febrero. El obispo Rolando Álvarez se negó a ser exiliado y fue condenado a 26 años de cárcel, bajo los delitos de «traición, desinformación e intento de subvertir la integridad territorial», despojado de su ciudadanía y pasó del arresto domiciliario a la cárcel.
El presidente de Brasil opinó que este encarcelamiento fue un error. «Yo hablaré con Ortega para que le puedan dar la libertad, pues es necesario aprender a pedir perdón (…) y reconocer el error».
Dado que el Gobierno de Daniel Ortega rompió las relaciones con el Vaticano tras expulsar al nuncio del Vaticano, la intervención de Lula es muy oportuna para buscar la excarcelación del obispo.
Lula también declaró que es preciso reconocer que «la Iglesia tiene un problema en Nicaragua. Hay curas y obispos presos”. Su intercesión ha sido pedida por el Papa Francisco durante la reunión que tuvieron en el Vaticano la semana pasada.
La postura de Brasil respecto al Gobierno de Daniel Ortega ha sido criticada por varios países, porque ha propuesto un trato más dialogal y constructivo en la Organización de Estados Americanos ante los crímenes cometidos por el régimen nicaragüense.