Rafael Manuel Tovar
(ZENIT Noticias / Washington, 10.09.2023).- El 1 de septiembre, el gobierno del presidente Joe Biden y un fabricante de medicamentos pidieron a la Corte Suprema de EEUU que mantenga el acceso a un medicamento abortivo, libre de las restricciones.
Danco Laboratories, comercializador de la mifepristona bajo la marca Mifeprex, solicitó formalmente a la Corte Suprema de Estados Unidos desestimar el fallo de un tribunal inferior, que restringió el acceso a esa píldora abortiva.
La solicitud viene después que un panel de tres jueces del Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito de Nueva Orleans, Luisiana, limitó el uso de la mifepristona a las primeras siete semanas de embarazo, en lugar de las 10 actuales, bloqueando además su distribución por correo. El Departamento de Justicia y Laboratorios Danco Laboratories pidió el fallo del tribunal federal de apelaciones de Estados Unidos.
También solicitó que la píldora abortiva, utilizada en más de la mitad de los abortos en Estados Unidos, sea recetada por un médico.
El fallo de la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito prohíbe enviar la píldora por correo o recetarla sin la visita a un consultorio médico. También anula la norma de la Food and Drug Asminsitration (FDA) que permitió el uso de mifepristona más allá de la séptima semana de embarazo. La disposición del Quinto circuito limitó el fallo del juez federal Matthew Kacsmaryk, cuya orden bloqueó la aprobación de la píldora por la FDA y le dio una semana de plazo al Gobierno para apelar.
Los grupos pro vida buscan la prohibición de la mifepristona porque, a pesar de su larga trayectoria, no es segura. El argumento que utilizan los abortistas es su amplia utilización. La disparidad muestra el rechazo de un medicamento por sus riesgos comprobados, además de dañar una vida, frente al razonamiento de su amplio uso, como si la repetición de un acto dañino lo hace justificable.
