Amy Balog
(ZENIT Noticias / Chad, 19.09.2023).- Un obispo de Chad ha destacado la desesperada situación de los más de 100.000 refugiados que inundan su región desde el vecino Sudán, devastado por la guerra.
En una visita a la sede internacional de proyectos de la organización caritativa católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el obispo de Mongo (al este de Chad), Philippe Abbo Chen, describió el enorme reto que supone intentar ayudar a las familias que llegan «sin ningún tipo de recursos».
Casi cuatro millones de personas han huido de sus hogares desde que en abril estalló la violencia en Sudán entre las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas Sudanesas, según la Organización Internacional para las Migraciones.
El obispo Chen afirmó que la mayoría de los refugiados son «niños, ancianos y mujeres» y viven en la pobreza extrema. Dijo: «Vi a un grupo quitarse los velos y atarlos a un árbol macilento para conseguir algo de sombra».
El obispo añadió: «Hacemos lo que podemos para ayudarles, con los recursos que tenemos, pero son limitados. Además, tenemos nuestros propios problemas con conflictos internos ancestrales entre agricultores y pastores nómadas”. El obispo explicó que los conflictos surgen a menudo cuando el ganado que vaga libremente entra en campos privados y daña las cosechas.
En ocasiones, el obispo Chen tiene que intervenir en disputas entre agricultores y pastores, que a menudo desembocan en violentos enfrentamientos con armas de fuego. El obispo dijo: «La población de Chad también está aumentando, lo que provoca luchas por los recursos, agravadas por la proliferación de armas de fuego. La más simple de las discusiones puede escalar muy rápidamente cuando hay AK47 de por medio».
Expresó su preocupación por el futuro del país, donde «el sistema educativo se está desmoronando» y «los precios de los alimentos se han triplicado». «En este contexto, nuestra Iglesia sirve de refugio», añadió.
Destacó que sus feligreses a veces «tienen miedo de mostrar su fe en ciertos ambientes», pero en general los cristianos en el Chad de mayoría musulmana «somos perfectamente libres de vivir nuestra fe».
Y concluyó: «Tenemos una Iglesia viva. Nuestra comunidad es sólo una pequeña minoría, en un territorio inmenso, pero tiene una misión evangelizadora única. Tenemos cientos de bautismos cada año». Y concluyó: «Quiero dar las gracias a AIN, que ayudó a sufragar los gastos de formación de dos seminaristas».